Una tradición letal: la maldición de Munich se cumplió nuevamente – – Tinta clara
- junio 4, 2025
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La historia ya había advertido. Cada vez que se juega una final de la Liga de Campeones en Munich, el título cae en manos de un debutante. Y
La historia ya había advertido. Cada vez que se juega una final de la Liga de Campeones en Munich, el título cae en manos de un debutante. Y
La historia ya había advertido. Cada vez que se juega una final de la Liga de Campeones en Munich, el título cae en manos de un debutante. Y en 2025 no fue una excepción: Paris Saint-Germain humilló el Inter Milán 5-0 y consagró por primera vez en Europa. Una tradición letal: la maldición de Munich se cumplió nuevamente.
En 1979 era Nottingham Forest. En cambio, en 1993, Marsella. Por otro lado, en 1997, Borussia Dortmund. En 2012, Chelsea. Y ahora, PSG. Munich no perdona. El Allianz Arena mantiene viva una racha que ya se transformó en el mito: quién nunca ha ganado, gana. Quien ya ha levantado la copa, cae.
Inter, con tres títulos en su historia, parecía llegar con ventaja después de eliminar un fuerte FC Barcelona. Pero nada podría lidiar con el peso invisible de una ciudad que ya escribió su propio guión.
La victoria fue escandalosa. Hakimi, Kvarathskhelia, Senny Mayoulu y un doble de la joya francesa Désiré Doué sellaron un 5-0 que se registrará en la memoria parisina.
El equipo de Luis Enrique dominó de principio a fin. Presionó, generó, golpeó. Era fútbol total. La defensa fue sólida, Donnarumma era impecable y el centro del campo logró los tiempos como una orquesta. Por su parte, el Inter era irreconocible. Lautaro, fuera. Thuram, aislado. Barella, desbordante.
Desde que dio la bienvenida al final, Munich se convirtió en una tierra santa para los debutantes. Nottingham Forest logró en 1979, Marsella en 1993, Dortmund en 1997 y Chelsea en 2012. En 2025, el PSG se unió al grupo selecto de aquellos que criaron su primer ‘Orejona’ en el suelo de Bávaro.
Los datos son claros: ningún equipo con títulos anteriores ha podido ganar en Munich. E Inter no fue la excepción. La «maldición de Munich» permanece invicta.
Munich lo hizo de nuevo. La ciudad alemana no falló en su patrón histórico. Cada vez que recibe una final de Champions, un club plantea su primera copa. Inter de Milan llegó con ambición, pero no encontró respuestas. El PSG no perdonó. Dominó desde el primer minuto y escribió su nombre en la historia. La maldición se mantuvo firme, implacable. El Allianz Arena fue testigo de una victoria histórica y un nuevo campeón. París ya tiene su «Orejona», y la profecía de Munich se cumple una vez más.
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