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mayo 12, 2025
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Preocupación, sospechas y un manto de silencio rodean la desaparición de dos hombres cuyas trayectorias están marcadas por el crimen organizado y el paramilitarismo. Estos son Julio Mario
Preocupación, sospechas y un manto de silencio rodean la desaparición de dos hombres cuyas trayectorias están marcadas por el crimen organizado y el paramilitarismo. Estos son Julio Mario Rodríguez Pertúz, conocido como El Gordo Pertúz, de 45 años, y Robinson Alfonso Forero Henríquez, quien se identifica como el abogado, de 56 años. Ambos hombres dejaron sus hogares en el Atlántico el pasado sábado, 3 de mayo, con la supuesta intención de concluir la compra de un vehículo. Desde ese momento, no se les ha vuelto a ver.
Rodríguez Pertúz salió de su residencia en Puerto Colombia al mediodía, mientras que Forero Henríquez hizo lo propio, pero un poco más tarde desde el barrio El Recreo en Barranquilla. Aunque parecía que sus recorridos eran independientes, surgió una coincidencia alarmante que ha elevado la alerta entre las autoridades: Habían pactado reunirse ese mismo día.
Una hipótesis fuerte –aún sin confirmación oficial- sugiere que ambos podrían haber sido víctimas de un ajuste de cuentas, una práctica violenta común en la dinámica de las organizaciones criminales que tienen cuentas pendientes o traiciones que saldar. Las autoridades actualmente investigan para determinar si su desaparición fue un acto coordinado o si se trata de eventos separados, pero con un trasfondo común relacionado con sus vínculos con redes criminales transnacionales.
Desaparecido. Foto:Cortesía
Dos historias de crimen y poder
Julio Mario Rodríguez Pertúz es un nombre conocido por las autoridades. En 2017 fue arrestado junto a 16 personas, acusado de liderar la organización narcotraficante conocida como ‘tiburón’, que operaba desde Barranquilla hasta puertos internacionales. Esta organización utilizaba estibradores, personal portuario y hasta miembros de la fuerza pública para contaminar contenedores con cocaína, enviándolos a Estados Unidos, Europa y América Central.
El caso evidenció una red bien estructurada que trasladaba envíos de drogas desde Antioquia y Santander hacia la región del Caribe. Una vez en Barranquilla, la sustancia ilícita era ocultada en envíos de exportación con la complicidad de empleados de Puertos y algunos oficiales de policía, según la información proporcionada por la Fiscalía.
Sin embargo, hay un episodio aún más sospechoso en su historia. El 29 de octubre de 2018, Rodríguez Pertúz fue trasladado de la prisión de El Bosque a un Centro Médico Continental, supuestamente para una «evaluación médica». Se marchó a las 4:30 de la tarde y regresó 12 horas después, en las primeras horas del día siguiente. El Centro Médico no operaba en ese momento ni ofrecía hospitalización, lo que hizo surgir dudas sobre un posible acto de corrupción dentro del Instituto Penitenciario (INPEC).
Se abrió una investigación interna por la entonces directora regional de INPEC, María Alexandra García Forero, quien solicitó verificar si Rodríguez Pertúz realmente había recibido atención médica en la clínica o si su salida fue parte de un encubrimiento para otros fines. Sin embargo, el caso fue desestimado sin sanciones visibles.
Julio Mario Rodríguez Pertúz, también conocido como El Gordo Pertúz. Foto:Cortesía
En cuanto a Robinson Alfonso Forero Henríquez, conocido como el abogado, su historia está ligada al paramilitarismo y a crímenes de alto perfil. Fue capturado en 2005, ligado como testaferro y financiero de Jorge 40, del bloque de resistencia Tayrona del AUC, bajo el mando de Hernán Giraldo.
Su nombre también aparece relacionado con el asesinato del magistrado Camilo Enrique Noguera Arango y su conductor Rafael Pérez, en un hecho ocurrido en el camino hacia Taganga. A pesar de haber negado los cargos en aquel momento, su arresto fue parte de una ofensiva judicial contra el «paramilitarismo financiero» que había infiltrado sectores políticos y comerciales en la región del Caribe.
¿Negociación de vehículos o fachada criminal?
Aunque la versión de la compra de un vehículo parece simple, los investigadores consideran que esta puede haber sido una fachada para una reunión de un tipo diferente. Ambas trayectorias se cruzan en círculos de poder, tráfico de drogas, estructuras paramilitares y alianzas estratégicas entre delincuentes que comparten un pasado lleno de oscuridad.
En el caso de Rodríguez Pertúz, fuentes cercanas a la investigación aseguran que, tras su captura en 2017, habría reanudado algunas actividades ilegales, incluidos negocios de fachada como la venta de vehículos, que son usuales para el lavado de dinero. La hipótesis más sólida reitera que este encuentro con Forero Henríquez fue, de hecho, un acuerdo para esclarecer diferencias o establecer acuerdos financieros respecto a viejas alianzas criminales.
Desaparición y búsqueda
El grupo de búsqueda de personas desaparecidas de la oficina del fiscal ha asumido la investigación. Hasta el momento, no hay rastros de los vehículos que ambos hombres conducían ni registros que documenten su reunión. Las familias de los desaparecidos han llamado a la ciudadanía para que proporcione cualquier información que permita localizarlos.
Aunque, por ahora, la posibilidad de un secuestro para fines extorsivos se debate, no se descarta que las estructuras criminales estén detrás, tratando de enviar un mensaje o impedir que colaboren con la justicia.