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El reciente acuerdo alcanzado entre el Reino Unido y los Estados Unidos implica una reducción notable de los aranceles del 25% que afectan a la industria automotriz y
El reciente acuerdo alcanzado entre el Reino Unido y los Estados Unidos implica una reducción notable de los aranceles del 25% que afectan a la industria automotriz y del acero. Este paso no solo se considera fundamental para fomentar las exportaciones británicas en sectores cruciales, sino que también servirá para mitigar las tensiones generadas por el anterior mandato de Trump. En un intercambio beneficioso, Londres también se comprometió a disminuir los impuestos sobre los vehículos provenientes de Estados Unidos. Este avance comercial se percibe como un hito significativo en la relación entre ambos países, marcando un cambio positivo en las dinámicas comerciales.
A pesar de que las tarifas «recíprocas» del 10% continuarán vigentes, la reducción anunciada representa un progreso notable, especialmente después de varios meses de estancamiento en las relaciones comerciales bilaterales. La expectativa es que esta cooperación más estrecha impulse tanto el comercio como la inversión entre las dos naciones.
En el marco de este acuerdo, el Reino Unido ha decidido hacer concesiones hacia Washington al anunciar una reducción del impuesto del 2% sobre los servicios digitales, el cual ha tenido un impacto directo en grandes empresas tecnológicas como Amazon. Este impuesto, que anteriormente generaba ingresos de alrededor de 800 millones de libras anuales, ha sido motivo de controversia, especialmente dentro de las filas más progresistas del Partido Laborista. La medida es vista como un intento de aliviar las tensiones con las empresas tecnológicas y fomentar un entorno más colaborativo entre las corporaciones y el gobierno.
Además, el acuerdo permitirá un incremento en la importación de productos agrícolas provenientes de Estados Unidos hacia el mercado británico. Sin embargo, Downing Street ha reafirmado que no se aceptarán alimentos que sean prohibidos bajo las regulaciones europeas, como el pollo clorado, asegurando que las normas sanitarias del Reino Unido seguirán siendo una prioridad. Esto refleja el compromiso del gobierno británico en mantener altos estándares de seguridad alimentaria, incluso al abrirse a más productos agrícolas.
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Los líderes de ambos países, Starmer y Trump, tienen previsto llevar a cabo una conferencia conjunta en la que se desvelarán los detalles precisos del acuerdo. Trump ha calificado el pacto como «completo y exhaustivo», señalando que este acuerdo sería el primero de muchos otros que se materializarán tras el anunciado «Día de Liberación Comercial» promovido por su administración. Las expectativas son altas, y se anticipa que esto podría abrir la puerta a futuras negociaciones y alianzas comerciales más sólidas.
La prensa británica está cobrando gran interés en la posibilidad de que este acuerdo evite la implementación de nuevas tarifas sobre sectores estratégicos como la industria farmacéutica y el cine, que son de crucial importancia para Londres. Aunque no se trata del acuerdo total de libre comercio que perseguían algunos sectores conservadores, se considera un triunfo tanto político como económico para el primer ministro Keir Starmer, lo que podría fortalecer su posición en el escenario internacional y contribuir a la revitalización de la economía británica.
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