Mientras Miles de habitantes no han recibido una sola caída en sus hogares durante años, Carnants ilegales atraviesan los vecindarios que venden el líquido a precios exorbitantes.
¿La razón? Una supuesta red penal controla la distribución del agua, según lo informado por el Agente Interventor de la Compañía de Servicios Públicos del Distrito (ESSMAR) Erney Alfonso Velásquez Torres.
Estamos perdiendo 120 litros por segundo entre el roble y el field debido al robo y la manipulación. Todos saben dónde están estas conexiones ilegales, pero la ciudad ha decidido no hacer nada
‘El agua se convirtió en una negociación’
Durante una entrevista, Velásquez dijo que detrás de la escasez no solo hay un problema de falta de capacidad de acueducto, sino también Una estructura organizada con múltiples actores: Funcionarios públicos, líderes comunitarios, valvuladores, emprendedores de tanques e incluso políticos.
«Estamos perdiendo 120 litros por segundo entre Oak y Overfield debido al robo y la manipulación. Todos saben dónde están esas conexiones ilegales, pero la ciudad ha decidido no hacer nada», dijo con preocupación.
Según Velásquez, Estas Mafias cierran las válvulas, desvían los flujos y manipulan el sistema para generar una «demanda inducida» Eso obliga a los más pobres a pagar por un derecho fundamental.
“Es un negocio redondo. En un tanque oficial, puede costar $ 18,000, pero a un ilegal se le cobra hasta $ 200,000. Es una extorsión encubierta ”, denunció.
Los más afectados son los que tienen menos. Tienen que elegir entre comer o comprar agua
Control de válvulas, sobornos y amenazas
Agua potable, un privilegio para Santa Marta Foto: Archivo privado
El modus operandi es claro: Los operadores a cargo de las válvulas reciben pagos para decidir qué vecindario o no el agua.
«Si la comunidad no paga, no hay agua. Eso es simple», dice el auditor.
En algunos sectores, incluso hay valvuladores ilegales que operan con la complicidad de ciertos líderes del vecindario. Instalan Motobombs clandestinos y venden acceso al líquido durante horas.
«Los más afectados son los que tienen menos. Tienen que elegir entre comer o comprar agua», explica Rosalía Pérez, residente del vecindario de María Cecilia, que no ha recibido agua durante más de cinco años.
Vecinos desesperados y el negocio de la necesidad
Agua potable, un privilegio para Santa Marta Foto:
«Cuando no hay agua, el tanque aparece como salvadores, pero nos cobran lo que quieren. A veces tienen que pedir prestado para llenar una piscina» dice Javier Herrera, habitante de María Eugenia.
Herrera afirma haber visto cómo algunos carotanques cargan agua directamente de las piscinas clandestinas. «Sabes, pero ¿qué se puede hacer si eso es o no tener qué bañar o cocinar?», Dice renunció.
El agente interviniente propone una solución clara: «Se necesita un decreto que obliga a todos los tanques a demostrar el origen del agua. Ese agua que venden es nuestra, es de los vecindarios», dice.
¿Quién controla a los que apropian el agua?
Santa Marta sin agua Foto: Archivo privado
La queja del auditor no es nueva, pero esta vez la señal va más allá. «Nos enfrentamos a un sistema que ha sido protegido durante años. Cualquiera que se atreva a hablar pone su vida en riesgo» advirtió.
Durante la Semana Santa, Essmar logró llenar los tanques de la ciudad y enviar agua a los vecindarios donde no había llegado durante más de seis años. «Eso muestra que puedes, pero las interferencias ilegales lo impiden», dijo Velásquez.
A pesar de las constantes llamadas de atención, las acciones de las autoridades son escasas. Mientras tanto, el negocio continúa prosperando y los vecindarios permanecen secos.
«Nos sentimos abandonados. Todos saben que hay corrupción, pero nadie hace nada. La mafia del agua es real y opera con impunidad» dice Olga Salinas, líder comunal del vecindario de San Pablo.
Santa Marta, una ciudad costera, y en las laderas de la Sierra Nevada, que debería garantizarse el acceso al agua, permanece atrapado en un ciclo de corrupción, necesidad y silencio. Mientras esa cadena no esté rota, la sed será el pan de cada día para miles de Samario.
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Documario del periodista Jineth Bedoya. Foto:
Por Roger Urieles por el tiempo Santa Marta en X: @RogerUV