Para la cárcel, el hombre que ayudó a los disidentes a cometer una masacre de 5 estudiantes en Buga: así es como va la investigación
mayo 14, 2025
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En el contexto de una serie de incidentes violentos que han sacudido al país, la masacre que cobró la vida de cinco jóvenes en una finca en Buga
En el contexto de una serie de incidentes violentos que han sacudido al país, la masacre que cobró la vida de cinco jóvenes en una finca en Buga ha marcado un hito, especialmente por lo brutal del crimen ocurrido en enero de 2021.
Las víctimas de esta tragedia fueron cinco amigos íntimos: Sara María García Rodríguez, Valentina Arias González, Juan Pablo Marín, Nicolás Suárez Valencia y Jacobo Alberto Pérez Vásquez, quienes se encontraron para compartir un momento de alegría que terminó de manera trágica.
Eran las jóvenes víctimas de esta masacre. Foto: Archivo privado
En esa madrugada del 24 de enero, el grupo de amigos se encontró en la finca Jacobo, un lugar donde solían reunirse durante los fines de semana previo con gran entusiasmo. En medio de risas, disfrutaron de juegos como el sapo, y se relajaron en la piscina y el jacuzzi, sin imaginar que esa sería su última velada juntos.
La finca, situada a media hora del centro urbano de Buga, en la aldea de Cerro Rico del distrito de Chambimbal, se convirtió en el escenario de una pesadilla cuando disparos sorpresivos interrumpieron sus sueños y sus futuros. A pesar de los intentos de buscar una vida plena, la violencia acabó con sus esperanzas de enamorarse, obtener títulos profesionales y construir familias.
Cuatro de los amigos eran jóvenes de 18 años, mientras que uno de ellos, Jacobo, tenía solo 17. En esta tragedia, Santiago Tascón, otro amigo, y el mayordomo Ramiro Martínez resultaron heridos, pero lograron sobrevivir al ataque. Las víctimas, en un acto de violencia inimaginable, encontraron la muerte en el lugar. Mientras que Sara María, Valentina, Juan Pablo y Nicolás perdieron su vida de manera instantánea, Jacobo sucumbió a sus heridas como consecuencia de un impacto en la cabeza, falleciendo el 25 de enero en el Hospital San José.
Momentos difíciles de parientes hace dos años. Foto: Santiago Saldarriaga. Tiempo de archivo
Una tercera persona supuestamente involucrada
El Fiscal General de la Nación, en una actualización del caso el 14 de mayo, informó que arrestó a William Guerrero Gil, de 55 años, quien es sospechoso de ser el responsable del homicidio colectivo de los cinco estudiantes, así como de las lesiones infligidas a otras dos personas durante el ataque.
Un fiscal de la sección del Valle del Cauca ha presentado múltiples cargos en su contra, incluyendo homicidio y tentativa de homicidio, además de posesión ilegal de armas. La captura de Guerrero Gil fue realizada por el Cuerpo de Investigación Técnica (CTI), con la colaboración de la Policía Nacional, en una zona rural del municipio de San Pedro, en Valle del Cauca.
La masacre tuvo lugar en esta granja en el área rural de Buga, Valle del Cauca. Foto: Juan Pablo Rueda. Tiempo
A través de la evidencia material recolectada, se concluyó que Guerrero Gil había facilitado la entrada de miembros del Grupo Armado Organizado Residual (Gaor) Adam Izquierdo a la finca, donde se cometieron los múltiples crímenes.
La oficina del fiscal ha logrado condenar a otros dos individuos: Jhon Jaime Ramírez, conocido como JJ, y Diego Fernando Rivas Suleta, apodado Simón. Ambos fueron sentenciados a 31.5 años de prisión por su participación en la masacre.
Se descartaron hipótesis de robo: eran disidentes
De acuerdo con las investigaciones, los condenados son miembros de la estructura ‘Adam Izquierdo’ de disidentes de las FARC. Se ha informado que llegaron armados a la propiedad e iniciaron un ataque indiscriminado contra las víctimas que se encontraban en la piscina.
Desde que ocurrieron los hechos, el Fiscal General, Francisco Barbosa, ha desplegado un equipo especializado que incluye más de 50 funcionarios, con el fin de esclarecer los eventos, utilizando expertos en diversas disciplinas técnicas del CTI y de la Policía Nacional.
Gracias a este trabajo interinstitucional, se recolectaron más de 100 elementos y pruebas físicas en contra de JJ y Simón. Ambos, en algún momento, aceptaron su responsabilidad en los crímenes de homicidio agravado. Se descartó la posibilidad de que se tratara de un robo, dado que el área de la finca no es conocida por ser un punto caliente de delitos de ese tipo.
Además, surgió la hipótesis de un intento de secuestro de Jacobo Pérez y la extorsión por 12 millones de pesos a su padre. Las denuncias de amenazas y posibles extorsiones en la región aumentaron la inquietud entre los habitantes, especialmente en un clima donde se había producido el asesinato de un exconcejal, Carlos Erlid González Cortés, solo dos semanas antes.
A pesar de la aparente falta de conexión entre el homicidio del exconcejal y la masacre, el miedo comenzó a cundir entre los campesinos al recordar el regreso de grupos armados, reviviendo los recuerdos de masacres pasadas perpetradas por los paramilitares del bloque Calima.
¿Quiénes eran los cinco amigos matados?
Los cinco jóvenes asesinados, cuyas edades oscilaban entre los 17 y 18 años, habían sido amigos desde la infancia, habiendo compartido momentos significativos desde su etapa escolar.
Su encuentro en la finca fue particularmente especial, ya que celebraban sus logros en los estudios, principalmente el egreso de secundaria. Además, Juan Pablo Marín se preparaba para una nueva etapa en su vida, pues planeaba mudarse a Medellín para estudiar derecho, mientras que su relación sentimental se mantenía con su novia en la capital de Antioquia.
Juan Pablo había comenzado su carrera en la Universidad Santiago de Cali, previamente en el segundo semestre, y anhelaba convertirse en uno de los mejores abogados del país, un sueño que contaba con el apoyo incondicional de su familia.
Por otro lado, Nicolás tenía el sueño de convertirse en ingeniero mecánico, y tanto él como Jacobo habían tenido la oportunidad de realizar intercambios académicos en el extranjero. Jacobo había pasado un año en Canadá, mientras que Nicolás había regresado recientemente de Australia, donde también había explorado su pasión por el hockey.
Sara, conocida por su amor hacia los animales, se encontraba en plena preparación para iniciar el segundo semestre de su carrera en medicina veterinaria y Zootechnics en la Universidad Tecnológica de Pereira, a partir de febrero de 2021.
Valentina, al ser la más joven del grupo, exponía su deseo de convertirse en arquitecta en la Universidad de San Buenaventura en Cali y era conocida por su relación cercana con Nicolás.
La conexión entre ellos iba más allá de la amistad; todos venían de familias con trayectorias profesionales destacadas. De hecho, la historia de su trágico final ha dejado marcas profundas en sus comunidades y ha suscitado un amplio debate sobre la violencia que afecta a la sociedad colombiana.
Carolina Bohórquez
Corresponsal de El Tiempo
Cali
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