Desde el 3 de mayo de 2025, Malí ha sido escenario de protestas masivas en la capital, Bamako, exigiendo el final del régimen militar encabezado por Assimi Goïta y exigiendo reformas democráticas. Los manifestantes rechazan la disolución de los partidos políticos, la extensión del mandato presidencial hasta 2030 y la suspensión de las actividades políticas. Amnistía Internacional y la Federación Internacional de Derechos Humanos han condenado estas acciones, calificándolas como represivas y autoritarias.
A pesar de la represión del gobierno, las protestas continúan creciendo, reflejando un descontento general con el autoritarismo del régimen. La situación se complica por el aumento de los ataques de grupos yihadistas en varias regiones del país, lo que agrava la crisis política y de seguridad en Malí.
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