La voz de Rafael Orozco continúa jugando como si nunca hubiera ido
– Tinta clara
junio 11, 2025
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Cada 11 de junio, el Caribe Colombiano, y gran parte del país de Vallenato, está cubierto de una niebla de nostalgia. Desde temprano en la mañana, las estaciones
Cada 11 de junio, el Caribe Colombiano, y gran parte del país de Vallenato, está cubierto de una niebla de nostalgia. Desde temprano en la mañana, las estaciones de Valledupar, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena y muchas ciudades y lugares remotos en la costa, sintonizan la misma sensación: La voz eterna de Rafael Orozco.
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Esa voz que era un himno de amor, suspiro de fiestas y estandarte de un Vallenato que se atrevió a cruzar las fronteras, Todavía suena como si nunca se hubiera ido.
Ese día, cada año, el recuerdo es más fuerte que la tristeza. Hace más de tres décadas, El viernes 11 de junio de 1992, Vallenata Music perdió uno de sus mayores ídolos: el cantante, compositor y fundador del binomial de oro, fue asesinado a corta distancia frente a su casa, en la carrera 50 con la calle 96a, en el norte de Barranquilla. Una explosión de ocho tiros no solo apagó una vida; Él desató un choque nacional que aún no se ha olvidado.
El cantante
Rafael Orozco Maestre no era simplemente un intérprete. Era un fenómeno. Nació en Becerril, César, en 1954, y desde la infancia soñó con ser un cantante. Fue descubierto por el acordeón y el productor Emilio Oviedo, pero fue con Israel Romero, el pollo Isra, quien hizo el salto final. En 1976, su primera canción como binomial de oro, El creciente, predijo lo que vendría: un romance interminable con el público.
El binomial no era un grupo. Era una orquesta moderna de Vallenatacon vestuario brillante, coreografías y una visión comercial sin precedentes para el género.
Grabaron 19 álbumes y conquistaron de clubes sociales en Barranquilla; Donde se envió la música de Afroantillana, Incluso Madison Square Garden en Nueva York.
Rafael Orozco Maestre (1954-1992), cantante del binomial de oro. Foto:Codiscos
Su estilo romántico, su cuidadosa estética, su propuesta formal, abrió caminos que el tradicional Vallenato nunca había viajado.
En Barranquilla, esa ciudad que le dio la bienvenida y catapultó, el eco de su voz todavía vibra entre los altavoces de las estaciones. Las emisoras lo recuerdan como si todavía estuviera vivo.
Los expertos vallenatólogos desempolvan anécdotas y discos para honrar su memoria. Y en el cementerio Jardines de memoria, donde descansan sus restos, los seguidores se congregan con flores, guitarras y lágrimas.
La noticia de su muerte cayó como un rayo. «El fundador y cantante de El Binomio de Oro fue filmado en Barranquilla», El día después de que Orozco esté muerto. El periodista Favio PovedaSu vecino, fue quien lo llevó a la clínica del Caribe, donde llegó sin señales vitales. Tenía apenas 39 años, tres hijas, Kelly Johana, Wendy y Loraine, y una esposa clara Elena Cabello.
La tumba de ‘Rafa’ en el cementerio Jardines del Memro. Foto:Agencia de Kronos
La hipótesis del crimen pronto explotó. Se hablaba de un triángulo amoroso, de celos, venganza. Dejaron de sospechar. El narcotraficante José Reynaldo «El Nano» fue acusado de haber ordenado el asesinato por razones apasionadas. Fiallo aparecería muerto meses después en Medellín, junto con su escolta. Otros dos músicos que habían visitado Orozco esa noche también desaparecieron misteriosamente.
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Nunca hubo un cierre claro. La justicia, como muchas veces, se perdió. Pero la historia ya estaba escrita en los corazones de los amantes del folklore de Vallenato.
Un legado para el folklore de Vallenato
Pocos artistas han tenido el carisma de Rafael Orozco. Su rostro era tan familiar como sus canciones: ‘Relicario de besos ‘,’ la sombra perdida ‘,’ decir pajarito ‘,’ el higuerón ‘,’ chacunchá ‘.
Su legado no solo era musical: junto con Romero, profesionalizó al Vallenato, lo usó de la gala y se sentó en las grandes mesas. Como expresó el vallenatólogo Rafael Oñate Rivero, «con la institucionalidad comercial binomial llegó a la música de Vallenata».
Hoy, cada 11 de junio, su ausencia se siente nuevamente como si fuera el primer día. Pero su vida, su trabajo, su visión también se celebra. Porque Rafael Orozco no murió; Se convirtió en una leyenda. Una leyenda que continúa cantando al oído de generaciones que, sin haberlo visto en vivo, sienten más presente que nunca.
Y mientras ese coro dice: “Porque si ese relicario de besos que te ofrecí, arrojas crucificadas y tembloras de rabia de llanto en los ojos, el nido«, Todo el Caribe se estremece nuevamente. Porque la voz de Rafael Orozco todavía está presente e intacta, como si nunca se hubiera ido.
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Periodista de Leonardo Herrera Delgans [email protected] y en x:@leoher70