‘La hermosa cocina me compromete a no morir’ – Tinta clara
- julio 7, 2025
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«Tengo muchas gracias a los chefs, las personas que me conocieron, porque sé que muchos chefs, muchos chefs me dieron mi nombre. Y me recompensaron, la revista me
«Tengo muchas gracias a los chefs, las personas que me conocieron, porque sé que muchos chefs, muchos chefs me dieron mi nombre. Y me recompensaron, la revista me
«Tengo muchas gracias a los chefs, las personas que me conocieron, porque sé que muchos chefs, muchos chefs me dieron mi nombre. Y me recompensaron, la revista me recompensó El bar, Por eso también tengo muchas gracias a la revista. El bar. Me dieron el premio a su vida. «
La maestra Maura de Caldas. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
Son las palabras que permanecen en los corazones de los seguidores de la maestra Maura Hermencia Orejuela de Caldas, quien murió a los 87 años, dejando el Valle del Cauca, donde vivió una buena parte de su vida, se sumergió en la tristeza por su sabiduría, no solo cuando se encendió en un estufa.
Para su familia, amigos y familiares era la partera Maura de CaldasAlma del Pacific Music Festival Álvarezquien aprendió el arte de la cocina, observando a su abuela Ascencion en su casa en Guapi, al lado del Mar Caucana Costa.
En un video preparado por Time, hace seis años, con la realización de Juan Bautista Díaz, con cortesía de Héctor Quimbaya y Audionetwork Music, la maestra confesó algunos de sus secretos: «Porque sé que muchos, muchos chefs dieron mi nombre. Y me recompensaron, la revista La Barra me recompensó porque también agradezco mucho a la revista. Me dieron el premio para toda la vida. Al trabajo de su vida. Eso para mí era una fuente de orgullo, porque me trataron en Bogotá muy deferencia. »
En esa grabación, dijo: «Fue muy hermoso y se llena de alegría. Y para mí estos dos reconocimientos que he recibido en los últimos años, ha sido, es decir, me ha hecho pensar y se ha comprometido con mí».
Maura Orejuela de Caldas Foto:IG @Mauracocococión
«Debido a que sé que dicen que cuando voy a viejo ya no voy a ir a viejo, soy viejo, pero cuando uno es viejo, dicen que no es, qué. O el viejo, ese ya no sopla. Ya no es como antes, pero esto es como la hermosa cocina. Por el contrario, me ha comprometido más. Estoy comprometido conmigo por no morir y que la gente no se queda sin mi conocimiento, para aprender«Dijo.
Siguió su historia: «Pero me gusta aprender bien. Las personas que aprenderán bien, en la forma de limpiar los peces, en la forma de cortarlo, en la forma de arrojarlo a la olla, en la forma de girarlo, de moverlo».
En uno de sus secretos, comentó: «Haga el pez, esa belleza de sabor que tiene. En que se sabe. En ese es el secreto. Sabiendo a qué momento sé que el pez para que no deje el sabor porque no es que vaya a lanzar el pez en el momento en que quiero la olla. Tomaron.
La historia continúa: «Las mujeres cocinaron. Los hombres lucharon. Y cocinamos lo que los hombres pescaban. Eso se hizo en las noches de luna y eso se llamaba uramba y se hizo en la playa».
«Mi madre murió en silencio, a los 87 años se fue a la casa del Señor después de sufrir problemas respiratorios y esta mañana, en las primeras horas de la mañana, dijo adiós, aunque estaba al lado de sus seres queridos, es una situación que golpea mi alma porque estaba todo por mí», dijo Patricia Caldas, una de las hijas de la maestra.
La maestra Maura de Caldas. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
Su otra hija, Patricia Caldas, comentó: «Me puedo equivocar al decir esto, pero para mí ella fue la primera en poner un restaurante donde los Caleños podrían acceder a la gastronomía del Pacífico, este establecimiento lo llamó secretos del mar y estaba ubicado en Roosevelt Avenue con Carrera 26, es por eso que él se dirigió porque además de vender los platos típicos de su tierra, mi madre, mi madre, mi madre comenzó a enseñar a enseñar.
El famoso chef colombiano Leonor Espinosa escribió en sus redes sociales: The Bold of My Life Iff. Tengo un corazón dividido, pero también lleno de una alegría serena: imaginarlo reuniéndose con Teófilo y Luis Alberto, dos de sus grandes amores. Maura me enseñó mucho. Me enseñó a amar la vida, a no importarme lo que la gente decía, vivir, soñar, amar. Ay, Maura, el cantante, el cocinero, pero sobre todo, el gran narrador «.
También dijo: «Maura era como una hermana, mamá, abuela, para mí. Un ser cercano que enseña, que reprime, que recogió. Hace solo 15 días, cuando fui a visitarla, ella me dijo que fue su mejor regalo de la vida para haber visto. su.
«El Ministerio de Cultura de Cali lamentó profundamente la muerte de Maura Hermencia Orejuela de Caldas, un reconocido cocinero tradicional, maestro, investigador y símbolo de la cocina del Pacífico colombiano», dijeron en esta unidad.
Maura de Caldas fue mucho más que un punto de referencia de la cocina tradicional del Pacífico colombiano; Se convirtió en un guardián del conocimiento ancestral, una mujer que convirtió su cocina en un espacio para la resistencia, el amor, la historia y la memoria colectiva.
Durante más de siete décadas, giró sus estufas y las abrió al mundo para compartir, con generosidad, el conocimiento heredado de su tierra natal, Guapi, Cauca, y sembró en cada preparación la dignidad, el ritmo y el alma del Pacífico Sur.
Su cocina, siempre abierta, generosa y profundamente conectada con lo espiritual, era un lugar donde se tejían historias, el conocimiento se salvaguardaba que pasaba de generación en generación y un espacio en el que cada ingrediente fue tratado con respeto y como parte de una cosmogonía viva.
Uno de los legados que el maestro Maura deja hoy es su libro Sabor de MauraUn trabajo que no solo recopila recetas, sino que documenta historias, técnicas, ingredientes y recuerdos de las comunidades negras del poderoso Pacífico colombiano.
Esta publicación se ha convertido en una referencia fundamental para la protección de las manifestaciones de la cocina tradicional del Pacífico colombiano y una herramienta pedagógica y cultural que da voz a las cocinas tradicionales como herencia viva.
A través de su libro, Maura dejó un testimonio de su lucha por la dignidad de la cocina de la región, por la preservación de las plantas de techo, por la soberanía de los alimentos y por el derecho a la memoria de las manifestaciones que hacen que el Pacífico y su cocina sean únicos.
«Maura Caldas, una de las parteras más grandes del Pacífico colombiano. Con sus conocimientos y sabores, nos enseñó a amar la cocina de nuestras raíces y ayudó a construir una parte fundamental de la identidad cultural de Cali. Su vida heredado en cada plato, en cada historia, en cada cocina honra al Pacífico», dijo el alcalde de Cali, Alejandro Eders.
Durante décadas, Maura llevó la cocina del Pacífico a escenarios nacionales e internacionales, siendo un embajador de la cocina de la región en varios territorios del mundo, convirtiendo su trabajo en una herramienta para hacer visible la cocina como un componente central de la herencia intangible afrocolombiana y como un acto de resistencia y orgullo.
«Éramos el maestro. El corazón abierto, el que siempre estaba dispuesto a reconciliarse, a cuidar no solo las tradiciones, sino también para toda la comunidad. El que abrió las puertas de su casa y nos alimentó del cuerpo y el alma. La que sabía cómo mirar más y nos enseñó, con el ejemplo, que la comunidad está construida de amor y recíproca. Como dijo:» Las mujeres de la Pacífica nos damos el amor, Dios y la felicidad. Gesto lleno de significado y generosidad «, dijo el secretario de cultura de Cali, Leydi Hygidio.
La presencia de Maura de Caldas en el Pacific Petronio Álvarez Music Festival siempre fue una razón para la celebración y el aprendizaje. Con su sabiduría y carisma, contribuyó a la consolidación del concepto de cocina tradicional como una manifestación viva de la cultura, posicionando las cocinas vivas del festival como un espacio de reunión, transmisión oral, orgullo de identidad y visibilidad de las parteras del territorio.
Su legado permanece en cada uno de los cocineros y chefs que participan año tras año en las cocinas vivas de Petronio, los espacios en los que se honra la tradición, la biodiversidad alimentaria del Pacífico se rescata y la lucha por la dignificación del conocimiento ancestral se continúa.
Maura no solo cocinó: educó, sembrando la conciencia y la comunidad tejida. Ahora, el maestro Maura nos deja en el fuego, el sabor vivo y el recuerdo intacto. Su nombre siempre vivirá en las cocinas del Pacífico, en cada canción, en cada plato y en cada corazón que honre su legado.
Carolina Bohórquez
Corresponsal de El Tiempo
Cali
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