La familia lo salvó en la punta de palos y piedras. – Tinta clara
- mayo 30, 2025
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Un niño de 13 años residente en el vecindario de Ciudad equidad, en Santa Marta, estaba a punto de ser reclutado por un grupo armado ilegal que opera
Un niño de 13 años residente en el vecindario de Ciudad equidad, en Santa Marta, estaba a punto de ser reclutado por un grupo armado ilegal que opera
Un niño de 13 años residente en el vecindario de Ciudad equidad, en Santa Marta, estaba a punto de ser reclutado por un grupo armado ilegal que opera en la Sierra Nevada.
La situación fue denunciada públicamente por la defensora de los derechos humanos Norma Vera, quien compartió el testimonio de la abuela del niño en un audio difundido a través de su cuenta X (anteriormente Twitter).
En el audio, la mujer cuenta con la angustia cómo los hombres armados sedujeron al niño con promesas de dinero, poder y una vida mejor, convenciéndola de abandonar su casa para que lo llevaran a un campamento en la montaña. Allí recibiría tres meses de entrenamiento sin contacto con su familia, y luego se integraría formalmente en las filas del grupo armado.
El riesgo de reclutamiento es mayor en los niños que viven procesos de deserción escolar. Foto:Ernesto Guzmán. Efusión
«Tuvimos que sacarlo de la casa en Ciudad equidad y llevarlo a María Eugenia para esconderla y no tomarla», dice la abuela de angustia. Sin embargo, la medida no fue suficiente. El menor logró contactar a sus reclutadores y reveló la nueva ubicación, con la esperanza de buscarlo.
Fue entonces cuando la tensión alcanzó su punto máximo. Los hombres llegaron a un camión a la nueva casa, pero no tenían la resistencia de la comunidad.
«Nos armamos con los vecinos, con palos y piedras. Fuimos dispuestos a lo que fuera para evitar que lo llevaran. Allí iba a ver a un hombre muerto», dijo la mujer. Dada la confrontación, los reclutadores decidieron retirarse, sin especificar su propósito.
A pesar del acto de la familia y los vecinos, la amenaza no ha desaparecido. El niño continúa mostrando interés en irse, motivado por el deseo de ayudar financieramente a su madre.
«Me dijo que quería trabajar para comprar una casa a su madre, que podría subir y lograrla», dijo su abuela.
Según lo que le prometieron, él recibiría entre 1,400,000 y 1,500,000 pesos por mes, dependiendo de las funciones que realizó.
Esta misma oferta se hizo a su hermano de 17 años, también contactado en Ciudad equidad. Pero se negó de inmediato y fue quien alertó a la familia de lo que estaba sucediendo. «El más pequeño ya se despidía, había empacado maletas. Dijo que iba a trabajar», agregó la mujer.
Norma Vera advirtió que este no es un caso aislado. La defensora confirmó que ha recibido al menos 13 quejas recientes de reclutas forzados en Santa Marta, Ciénaga, Bananera Zone y Pueblo Viejo.
«He recibido varias quejas de menores reclutados para grupos armados. Uno ofreció 1,400,000 pesos. Esto es muy grave», dijo en su queja pública.
Como explicó, estos grupos, principalmente los conquistadores de la Sierra Nevada y el Clan del Golfo, están en una guerra violenta para el control y la extorsión del tráfico de drogas en la región, lo que ha intensificado el reclutamiento de jóvenes entre 12 y 22 años.
«El reclutamiento forzado es una forma de trata de personas y se tipifica como un crimen contra la humanidad. Lo preocupante es que estas organizaciones continúan violando el derecho internacional humanitario mientras buscan ser incluidos en los procesos de paz», advirtió Vera.
El defensor fue enfático en señalar que las medidas actuales para combatir este fenómeno son insuficientes. «El plan integral de seguridad y coexistencia no puede permanecer en los discursos. Necesitamos acciones significativas que generen oportunidades reales, disminuyan el abandono escolar y se opongan a causas estructurales», enfatizó.
Vera solicitó una intervención urgente de la Oficina del Defensor del Pueblo, el alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo y entidades como ICBF, la Policía de Infancia y Adolescencia, y organizaciones internacionales. También advirtió sobre la existencia de campos de entrenamiento en las zonas rurales de Magdalena, donde se toman los menores, entrenados por un tiempo y finalmente se incorporan.
El niño continúa mostrando interés en irse, motivado por el deseo de ayudar financieramente a su madre. Foto:Istock
La familia del niño continúa protegiéndolo, con el temor permanente de que los reclutadores o que el menor, impulsado por la necesidad y la ilusión, vuelva a buscar esa «salida» que ofrecieron. La comunidad, aunque determinada, no puede enfrentar a estos grupos armados solos.
Este caso muestra la dura realidad que se repite en muchos vecindarios de Santa Marta y los municipios cercanos, donde el abandono estatal, la pobreza y la desesperanza se convierten en tierras fértiles para que las estructuras criminales continúen arrebatando el futuro de cientos de niños en la región.
Documario del periodista Jineth Bedoya. Foto:
Por Roger Urieles, por el tiempo Santa Marta en X: @RogerUV