Joven herido en ataque de pandilleros ‘tirando piedras’ en Soledad reaviva alerta por violencia
– Tinta clara
noviembre 11, 2025
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en eluna Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Juan Domínguez Romero, en Soledad en el área metropolitana de Barranquilla, Emmanuel José Cervantes Gómez, de 18 años, sigue luchando
en eluna Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Juan Domínguez Romero, en Soledad en el área metropolitana de Barranquilla, Emmanuel José Cervantes Gómez, de 18 años, sigue luchando por su vida luego de haber sido golpeado y apuñalado por un grupo de pandilleros conocidos como los ‘tiradores de piedras’.
El ataque ocurrió alrededor de las 20.50 horas del martes en la diagonal 80 con carrera 6E, cerca de la etapa 2 de la Barrio Nueva Esperanza. Según las autoridades, los agresores serían jóvenes de la etapa 1 del mismo barrio, con quienes mantienen una disputa territorial que se ha convertido en una rutina violenta.
Testigos dijeron que Emmanuel caminaba tranquilamente cuando fue interceptado y atacado sin decir una palabra. “Eran como ocho, le pegaron con todo”.: piedras, patadas, cuchillo. «Fue horrible», dijo una vecina que pidió que no se revelara su nombre. El joven fue auxiliado por vecinos del sector y trasladado en motocicleta al hospital, donde los médicos reportaron su estado como crítico.
Barranquilla y Soledad: el mismo fenómeno
La pelea entre los ‘tiradores de piedras’ de Nueva Esperanza no es un hecho aislado. Es el reflejo de un fenómeno que afecta tanto a Soledad como a varios barrios del sureste y suroeste de Barranquilla. Con o sin lluvia, pandillas juveniles Salen a las calles a enfrentarse con piedras, palos, machetes y hasta armas de fuego caseras conocidas como álamos o changones.
Las lluvias alteran la tranquilidad en los barrios del sur de Barranquilla. Foto:Redes sociales
En Barranquilla, las lluvias se han convertido desde hace años en el detonante de verdaderas batallas campales. En cuanto caen las primeras gotas, los vecinos corren a buscar refugio. “Aquí ya no tenemos que tenerle miedo a los arroyos, sino a estos niños”, dice José Gregorio, quien trabajaba en una tienda del barrio Los Olivos. “Cuando suena la lluvia en el zinc lo primero que hace el patrón es cerrar el negocio. Al rato se escuchan los gritos y la peñónera”.
Cada aguacero es casi una señal de guerra. Los jóvenes se reúnen en las esquinas o en los parques y, protegidos por la oscuridad y la lluvia, se tiran piedras y botellas. Algunos graban los enfrentamientos y los suben a las redes sociales para alardear de su “valor” o ganar popularidad.
«Buscan atención, hacerse notar. Para muchos es la única manera de sentirse parte de algo», explica la psicóloga comunitaria Sandra López, que trabaja con Jóvenes en riesgo en el suroeste. «El problema es que detrás de este comportamiento hay abandono familiar, desempleo, deserción escolar y ausencia del Estado».
Más de 100 bandas activas
El Distrito de Barranquilla ha identificado más de 100 pandillas compuestas por unos 3.000 jóvenes, en su mayoría entre 12 y 18 años. Algunos de ellos han comenzado a vincularse con redes de microtráfico y delincuencia común, aumentando el riesgo de que estas luchas terminen en tragedia.
La última pelea que dejó una persona herida tuvo lugar en la colonia Villa Las Moras. Foto:Tomado de redes sociales
Los propios jóvenes reconocen que las cifras son insuficientes. En barrios como El Bosque, La Manga, El Ferry y Lipaya, Cada día surgen nuevos grupos con diferentes nombres, algunos formados por estudiantes que salen de la escuela y se reúnen en las esquinas sin ningún propósito mayor.
“Parecen gallos de pelea, muchos no tienen piel y no tienen nada que hacer”.. Los ves ociosos, mirando a ver con quién se pelean», dice Luis Ricardo Valencia, vecino de La Manga. «Ya han roto tres tejas a pedradas. Uno los quería, los conocía desde niños y ahora incluso da miedo saludarlos”.
Los enfrentamientos, que antes se limitaban a los días de lluvia, ahora ocurren en cualquier momento. Las redes sociales funcionan como punto de encuentro: los jóvenes se reúnen, definen el momento y el lugar, y luego comparten los videos como trofeos digitales.
Un problema que no se rinde
Las autoridades de Barranquilla y Soledad reconocen que controlar estos disturbios es difícil. Las lluvias y la falta de acceso en algunos barrios impiden el rápido desplazamiento de las patrullas. “Aprovechan que los arroyos bloquean las vías para hacer de las suyas”, explicó un agente de la Policía Metropolitana.
La Alcaldía de Barranquilla avanza programasLa mediación y las actividades deportivas en zonas vulnerables, pero los resultados aún son limitados. «El desafío no es sólo policial, es social y educativo. Hay que ofrecer alternativas a estos jóvenes antes de que sea demasiado tarde», advirtió la psicóloga López.
Mientras tanto, familias enteras siguen viviendo con miedo. En Soledad, la madre de Emmanuel reza cada minuto en el hospital, esperando que su hijo sobreviva. «Mi hijo no era de los que andaban con esas cosas. Simplemente estaba de paso. No es justo», dijo entre lágrimas.
Mientras tanto, los vecinos de Nueva Esperanza y otros barrios del área metropolitana siguen viendo como las lluvias, que antes eran motivo de miedo por los arroyos, hoy también son motivo de miedo por las piedras, los machetes y la violencia que baja con el agua.