La tensión en el Medio Oriente se ha intensificado después de la negativa de Hamas a aceptar la última propuesta de paz promovida por Israel, en un contexto donde las negociaciones para un incendio se parecen estancados. El rechazo ocurre en medio de los esfuerzos internacionales dirigidos por los Estados Unidos, Qatar y Egipto para lograr una tregua que permita aliviar la crisis humanitaria en Gaza y avanzar hacia la liberación de rehenes aún en manos del grupo islamista.
Las fuentes oficiales israelíes confirmaron que la propuesta contemplaba una hostilidades de 60 días, la liberación gradual de los rehenes y la retirada parcial de las fuerzas israelíes a las áreas de seguridad dentro de Gaza. Sin embargo, Hamas consideró garantías insuficientes de un incendio permanente y el requisito de desarme total, condiciones que el grupo califica como inaceptable y que, según sus líderes, no garantizan la paz duradera o la reconstrucción del enclave palestino.
El presidente Donald Trump, por otro lado, ha reducido la presión pública sobre Hamas para que acepte lo que califica como una «propuesta final» y advierte que, si no, la situación en la región podría empeorar. Trump ha expresado su esperanza de que la tregua se concretiera esta semana, subrayando la urgencia de liberar rehenes y permitir un flujo masivo de ayuda humanitaria bajo la supervisión de la ONU.
La mediación internacional, encabezada por los Estados Unidos, Qatar y Egipto, ha sido clave para traer posiciones, aunque las profundas diferencias persisten en el alcance de la retirada israelí y las garantías de seguridad requeridas por ambas partes. Mientras que Israel exige el desarme total de Hamas y la liberación de todos los rehenes, el grupo palestino insiste en la necesidad de un compromiso firme para poner fin a la guerra y facilitar la reconstrucción de Gaza.
Paralelamente a las negociaciones, la situación humanitaria en Gaza continúa deteriorándose. Las organizaciones internacionales advierten sobre la escasez de alimentos, agua y medicamentos, mientras que la población civil enfrenta bombardeos y desplazamientos forzados. El bloqueo de la entrada de suministro ha sido uno de los puntos más críticos en la tabla de diálogo, y Hamas exige garantías para el acceso sin restricciones en la ayuda internacional.
La comunidad internacional observa con preocupación el estancamiento de las conversaciones, temiendo una nueva escalada de violencia si no se llega a un acuerdo en los próximos días. Los analistas señalan que la presión de Washington y la participación directa de Trump podrían ser decisivas para desbloquear el proceso, aunque advierten que la desconfianza mutua y los objetivos opuestos de las partes dificultan la solución.
A medida que avanzan las horas, la expectativa se centra en la respuesta de Hamas a las presiones internacionales y la capacidad de los mediadores para lograr una tregua efectiva. El resultado de esta crisis marcará no solo el futuro de Gaza, sino también el equilibrio de poder en toda la región, en un momento en que la paz parece tan urgente como esquiva.
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