Gusto, emprendimiento y cultura urbana – Tinta clara
- junio 17, 2025
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En Barranquilla hay platos que comen hambre, con ganas de … y memoria. Entre ellos, La salchicha. Sí, esa mezcla callejera de papas fritas doradas, salchichas brillantes, salsas
En Barranquilla hay platos que comen hambre, con ganas de … y memoria. Entre ellos, La salchicha. Sí, esa mezcla callejera de papas fritas doradas, salchichas brillantes, salsas
En Barranquilla hay platos que comen hambre, con ganas de … y memoria. Entre ellos, La salchicha. Sí, esa mezcla callejera de papas fritas doradas, salchichas brillantes, salsas abrumadas y una autoconfianza que no encaja en el plato. Un clásico de la noche del vecindario, después del trabajo, «Pitquemos algo».
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Un plato que, aunque no nació aquí, se encuentra en los barrios del sur como Simón Bolívar, Las Nieves, La Chinita, Una patria adoptada con más sabor y más condimentos que en cualquier otro lugar del país.
Y ahora, por segunda vez, esa grieta de la esquina aumenta: el Festival Salchipapa 2025, Una auténtica fiesta de sabor y cultura urbana que espera reunir a más de 70 mil personas del 20 al 23 de junio en la emblemática Plaza de la Paz. Una cita en la que la creatividad culinaria se convierte en una batalla y cada vendedor presenta su mejor versión de este ícono de comida costera rápida.
«Esta no es una promoción. Es una guerra de sabores», dice sin rodeos Juan García Ortega, mejor conocido como ‘The Little Juan’, Comunicador Social, Creador de Contenido y Arquitecto del Festivalque en su primera edición rompió registros: más de 60 mil salchichas se vendieron y más de mil millones de pesos se mudaron en cuatro días.
En el festival de preparación de la sauspapa más grande del país. Foto:Festival de cortesía de la Salachipapa
Este año, la apuesta crece. Se seleccionaron treinta puntos de venta de 80 solicitantes. Cada uno invierte al menos 30 millones de pesos para montar su posición, con la expectativa de que el evento genera alrededor de 5,000 millones de pesos en ventas y más de 200 empleos directos.
Porque sí, la salchicha no solo se alimenta: también genera ingresos, promueve las marcas y da visibilidad a los empresarios que, De cocinas o carros ocultos en las esquinas, Han hecho de este plato su principal carta de presentación.
«En Cali o Bogotá la Salachipapa es diferente. Aquí tiene otra alma», dice Juan. Y él tiene razón. En Barranquilla, Salachipapa no es solo papas y salchichas. Aquí entra en el queso costero rallado, el pollo asado, el butifarra, el cerdo y el chicharrón al barril, y hasta seis tipos de proteínas, las salsas hechas en el hogar y el tártaro con el sello local, que, como el Barranquilla, Es alegre, expresivo y generoso.
Alexander Espinosa, propietario de The Crazy Knit, una cadena con cinco tiendas, lo resume mejor que nadie: «Puede aumentar de peso, pero las personas, especialmente las mujeres, aman. Prefieren una salchicha a una carne».
Alexander Espinosa, propietario de The Crazy Knit, participará en el Festival de Salachipapa. Foto:Redes sociales
Su creación para el festival es una locura: la multiormica, un plato que transporta bodiola de cerdo, chicharrón hasta el barril, el pollo, la salchicha suiza, el queso mozzarella y las tres salsas: aguacate, caramelo y un secreto de la casa.
En su restaurante vale $ 50,000, pero en el festival será de $ 20,000. «Es para darnos a conocer, que prueben la marca. La salsa es el alma de la salchicha», dice.
Aunque su origen se atribuye a Perú (papas fritas con salchichas como base de un plato rápido, en Barranquilla la Salachipapa tomó su propio curso. Fue adoptada por las esquinas del sur, donde los vendedores pusieron pollo, queso y una lluvia de salsas que la convirtieron en arte popular. Luego llegaron los toques venezolanos: queso gratino y más proteínas. Así, la identidad costera de la calle Weigtest en el Caribe colombiano se reunió.
El objetivo principal del evento es fomentar pequeñas ventas. Foto:Salchipapa Fest Tour Colombia
En el norte de la ciudad, dicen los organizadores, Reina el Chuzo desgranado. Pero el alma de la Salachipapa está en el sur. Allí nació la idea del festival y desde allí se cocina esta «gran batalla», ya que esta segunda edición ha bautizado. Un espacio para Barranquilleros y los visitantes, caminan, comen y descubren las nuevas tendencias rápidas de comida.
La entrada al festival costará solo $ 2,000. Habrá más de 40 versiones diferentes de Salachipapa, espacios familiares y una experiencia gastronómica completa que va más allá del sabor: es la identidad del vecindario. La seguridad estará garantizada con tres compañías privadas y presencia policial.
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«Este evento es un escaparate para los talentos gastronómicos de Barranquilla», dice Vanessa Díaz, coorganizador de Little Juan. «Queremos que la ciudad se apropie del festival como propia, porque Salachipapa es parte de nuestra cultura urbana», agrega.
Y si algo define Barranquilla, es su capacidad para convertir lo cotidiano en una fiesta, elevar el sabor popular al nivel de experiencia colectiva. Salachipapa, esa joya crujiente y desbordante de salsa, lo demuestra.
Porque sí, en Barranquilla hay comida que se sirve en platos finos … Pero hay otros que se sirven en bandejas y horquillas de plástico y se recuerdan para siempre.
El registro define el futuro de la consulta popopular Foto: