La soja se ha transformado en un elemento habitual dentro de nuestras prácticas culinarias. Las bebidas a base de SOJA, por poner un ejemplo, han trascendido su papel original como simples sustitutos de la leche para personas veganas y han quedado establecidas como opciones de bebida más convencionales. Sin embargo, a pesar de su integración en la dieta diaria, la soja ha suscitado algunas preocupaciones, sobre todo en relación a uno de sus componentes. Recientemente, las autoridades de salud en Francia han tomado una decisión relevante al respecto.
Desaconsejar. Hace unas semanas, la ANSES, que actúa como la Agencia Nacional para la Seguridad de la Salud de los Alimentos, el Medio Ambiente y el Trabajo en Francia, lanzó un recomendación alertando sobre el consumo de productos derivados de la soja en el contexto de la restauración colectiva. Esta advertencia se debe a la preocupación por las isoflavonas presentes en la soja, aunque no todos los expertos están convencidos de que esta sea una medida acertada.
Soja e isoflavonas. Las isoflavonas son compuestos que tienen similitudes con los estrógenos, que son hormonas esenciales en la reproducción femenina. Estas sustancias son producidas por algunas plantas, siendo la soja la más prominente, aunque también pueden encontrarse en menor medida en otras legumbres y verduras. Los efectos de estos compuestos sobre la salud humana han atraído un notable interés de la comunidad científica, tanto por los posibles riesgos que pueden acarrear como por los beneficios potenciales que podrían ofrecer.
El hecho de que estas isoflavonas puedan interactuar con nuestros receptores hormonales plantea preocupaciones, especialmente en relación al impacto que podrían tener en los sistemas hormonales de niños y adolescentes en crecimiento. Los potenciales riesgos asociados con la ingesta de estos fitoestrógenos son una fuente de debate en el ámbito científico y de salud pública.
Evite el consumo excesivo. Según los informes de Radio Francia Internacional, la reciente acción de ANSES se enfoca en la prevención del consumo excesivo de soja, recomendando su eliminación de los menús de la restauración colectiva. Esta recomendación abarca diversos contextos, incluyendo guarderías, residencias para ancianos, centros educativos y comedores en el ámbito laboral.
La nueva guía publicada por la agencia francesa establece valores de referencia toxicológicos (TRV) que intentan determinar el consumo seguro de isoflavonas. Según este documento, los niveles considerados seguros son 0.02 mg por kg de peso corporal al día para la población general, y 0.01 mg/kg por día para mujeres embarazadas y niños. Estos límites son objetivos que pretenden evitar cualquier riesgo asociado al consumo de estos compuestos.
Dudas. La implementación de estas recomendaciones ha generado un cierto nivel de escepticismo. Según lo que se expone en un análisis de Sinc, los límites propuestos se basan en estudios realizados en modelos animales, que son fundamentales para comprender el impacto de ciertas sustancias. Sin embargo, extrapolar los resultados de estos estudios a la población humana no siempre es una tarea sencilla.
Hay varios factores que podrían estar influyendo en esta discrepancia. En primer lugar, el metabolismo de los ratones es diferente al de los humanos, lo que significa que metabolizan estas isoflavonas de manera menos eficiente, lo que conlleva a una mayor acumulación de los compuestos en su organismo. Además, algunos de los estudios que sustentan estos límites han utilizado dosis bastante elevadas, que no guardan relación con el consumo por vía oral que las personas tendrían en un contexto normal. Finalmente, la microbiota intestinal, que varía significativamente entre ratones y humanos, podría influir considerablemente en cómo absorbemos estos compuestos.
¿Y en humanos? De acuerdo a lo que se menciona en el análisis de Sinc, hasta el momento, los estudios en humanos no han revelado riesgos alarmantes relacionados con el consumo de soja. Más bien, algunos estudios han mostrado resultados favorables, incluida una revisión técnica publicada en 2022 en la revista Revisiones críticas en ciencia de alimentos y nutrición, que indica que no se han detectado pruebas de disrupción endocrina vinculada al consumo de soja o sus isoflavonas.
Controlar la concentración de alimentos. La controversia generada por las recomendaciones a la restauración colectiva pone de relieve también la importancia para los productores de soja y los fabricantes de alimentos. No todas las variedades de soja ni todos los productos derivados presentan tan altas concentraciones de isoflavonas. Por esa razón, se recomienda a los actores de este sector elegir variedades de soja, implementar técnicas agrícolas y adoptar métodos de producción que redujan la presencia de estas sustancias. Esto contribuirá a mitigar riesgos y a ofrecer productos más seguros en el mercado.
La discusión en torno a la soja, su seguridad y los límites de su consumo es un tema que genera múltiples perspectivas. A medida que continuamos investigando, será esencial tomar en consideración la evidencia disponible y tener un enfoque equilibrado para entender los efectos de esta leguminosa en nuestra salud.
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