Faltan unidades psiquiátricas adecuadas dentro de la red pública y privada
– Tinta clara
noviembre 11, 2025
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La desesperación tiene rostro y nombre: Zaida Aguirre. Abogada de profesión, Aguirre llevó el drama de su hogar hasta la puerta principal del Cabildo de Cartagena la semana
La desesperación tiene rostro y nombre: Zaida Aguirre.
Abogada de profesión, Aguirre llevó el drama de su hogar hasta la puerta principal del Cabildo de Cartagena la semana anterior encadenándose en un acto de protesta que ha resonado como una atronadora llamada de atención.
Su objetivo: denunciar la “Falta de atención y falta de infraestructura especializada” para su hermanaa Paciente en medio de una grave crisis de salud mental.
Este incidente, cargado de dolor y simbolismo, no fue un caso aislado. Es el reflejo de una Profundo vacío institucional y social que ha convertido la atención psiquiátrica y psicológica en la capital de Bolívar en una ‘crisis silenciosa’ que, a los ojos de los ciudadanos, se está derrumbando.
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A pesar de esta alarmante tendencia, la inversión distrital en prevención, promoción y atención de la salud mental sigue siendo marginal
Concejala Laura Díaz Casas.
Fracaso hospitalario: el foco de preocupación
Los enfermos esperan atención Foto:archivo privado
La protesta de Aguirre encontró eco inmediato en el Concejo Distrital, y por ello, la concejala Laura Díaz Casas (Partido Alianza Verde) ha liderado el debate sobre este tema crucial.
«Es preocupante que no existan centros hospitalarios preparados o especializados para atender casos de salud mental y afrontar las crisis que presentan los pacientes con estas condiciones», afirmó el concejal Díaz, recordando el dramático caso del abogado encadenado como prueba palpable de un fallo estructural.
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Es preocupante que no existan centros hospitalarios preparados o especializados para atender casos de salud mental y enfrentar las crisis que presentan los pacientes con estas condiciones.
La declaración de Díaz apunta directamente al núcleo del problema en Cartagena: la falta de unidades psiquiátricas adecuadas dentro de la red pública y privada. Cuando un paciente atraviesa una crisis aguda, la necesidad inmediata es una hospitalización segura, especializada y de corta duración que permita la estabilización y la intervención profesional.
Sin embargo, en la práctica, los pacientes son rechazados en urgencias generales o, en el mejor de los casos, pasan horas en boxes de atención primaria que no cuentan con las condiciones de seguridad ni el personal técnico (psiquiatras, enfermeras especializadas) necesario para atender una urgencia psiquiátrica.
Esta insuficiencia hospitalaria obliga a las familias a desplazarse entre EPS e IPS, exponiendo al paciente y su entorno a un estrés inmanejable, que muchas veces termina en la revictimización de quienes ya lo padecen.
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Inversión insuficiente ante la creciente demanda
Laura Díaz, concejal de Cartagena por el partido alianza verde. Foto:archivo privado
La concejal Díaz calificó el incidente como una oportunidad para el distrito «Identifique qué se estaba alertando bajo su liderazgo». En un análisis institucional, la corporación reconoce que los programas y servicios de salud mental en la ciudad no sólo son insuficientes, sino que también presentan serias deficiencias en su ejecución y alcance.
El problema de salud mental en Cartagena ha aumentado significativamente en los últimos años, exacerbado por las perturbaciones socioeconómicas de la pandemia y la alta tasa de desigualdad de la ciudad. Los especialistas alertan sobre el aumento de casos de ansiedad generalizada, depresión mayor y, lo más preocupante, un aumento de los intentos de suicidio, especialmente entre la población juvenil y los sectores más vulnerables de la periferia.
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«A pesar de esta alarmante tendencia, la La inversión distrital en prevención, promoción y atención de la salud mental sigue siendo marginal», denunció el concejal Díaz quien enfatizó la urgencia de hacer una “apuesta importante por la inversión, el fortalecimiento de capacidades técnicas y, sobre todo, la educación y coordinación de los actores” mejorar las condiciones de las familias que enfrentan estas situaciones.
La falta de inversión se traduce en:
1. Falta de personal especializado: Pocos psiquiatras y psicólogos adscritos a la red pública, generando retrasos inaceptables en la asignación de citas, pasando el filtro de urgencia a consulta ambulatoria.
2. Ausencia de programas comunitarios: La atención se centra casi exclusivamente en la reacción a la crisis, sin suficientes programas de prevención y apoyo psicosocial en barrios y municipios.
3. Desarticulación: El laberinto burocrático: Las familias están atrapadas en un laberinto entre las Secretarías de Salud, Educación, el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) y entidades prestadoras de salud, sin un protocolo claro de ruta crítica para el paciente en emergencia.
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Luchar por la dignidad y la inclusión
Más allá de la atención médica, la concejal Díaz hizo un llamado que trasciende lo clínico para tocar la fibra social y laboral. Instó a las autoridades y a la ciudadanía a contribuir a “mejorar la calidad de vida de estas personas y sus familias, lograr su vinculación digna con todos los aspectos de la vida tanto social como laboral.«
Este punto es vital, ya que el El estigma social que rodea a las enfermedades mentales es uno de los mayores obstáculos para la recuperación y la inclusión. Los pacientes y sus familias a menudo enfrentan discriminación, lo que resulta en aislamiento y barreras para acceder al empleo o a oportunidades educativas. El desafío para Cartagena no es sólo sanar la mente, sino transformar la cultura social para aceptar y apoyar a quienes pasan por estas condiciones.
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Un tema en agenda, pendiente de ejecución
Cabe recordar que el concejal Díaz Casas no ha abordado por primera vez este tema. Lideró en julio un diálogo abierto en la sede del Consejo, convocando a responsables y actores clave para analizar este problema de salud que, como ella misma indicó, «cada día cobra más importancia y exige mayor atención».
La persistencia de los fracasos, evidenciada por la dramática protesta de Zaida Aguirre en noviembre, demuestra que, aunque el tema ha entrado en la agenda institucional, la ejecución de soluciones efectivas y la asignación de recursos necesarios están peligrosamente rezagadas.
La crisis de salud mental en Cartagena ya no es un problema confinado en los hogares; Es una calamidad pública que se manifiesta en las calles y en las puertas de las instituciones, exigiendo una respuesta inmediata y digna de la ciudad que celebra sus 214 años de Independencia.
El caso de Zaida Aguirre es un eco de miles de familias que esperan que el Distrito pase del análisis a una inversión decisiva y humana.
Además, te invitamos a ver nuestro documental ‘Explotación sexual en Cartagena: voces silenciadas’