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Tecnología

Estados Unidos ofrece millones de dólares a empresas cuánticas. A cambio, quiere quedarse con un pedazo de cada uno. – Tinta clara

  • octubre 30, 2025
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Estados Unidos ha abierto una nueva etapa en su política industrial. Esta vez no se trata de ayudas sin retorno o simples préstamos blandos: Washington ofrece millones de

Estados Unidos ofrece millones de dólares a empresas cuánticas. A cambio, quiere quedarse con un pedazo de cada uno.

 – Tinta clara

Estados Unidos ha abierto una nueva etapa en su política industrial. Esta vez no se trata de ayudas sin retorno o simples préstamos blandos: Washington ofrece millones de dólares a las empresas cuánticas a cambio de una participación en su capital. La información proviene del Wall Street Journal.lo que señala que los acuerdos buscan algo más que apoyar a empresas prometedoras. El mensaje es claro: el Gobierno quiere garantizar un asiento en la mesa para una tecnología que pueda reconfigurar la economía y el poder global en las próximas décadas.

La iniciativa se enmarca en una cadena de decisiones recientes en las que Washington ha ido profundizando su presencia en sectores considerados estratégicos. El Gobierno transformó casi 9.000 millones de dólares de ayudas anteriores a Intel en una participación cercana al 9,9% y obtuvo derechos especiales en US Steel para supervisar decisiones corporativas sensibles. También apoyó a MP Materials en la cadena mineral crítica. La señal es clara: cuando el sector se considera vital, la Casa Blanca de Donald Trump busca mantenerse a bordo.

Cuando el dinero público también compra influencia

Las conversaciones afectan algunos de los nombres más visibles del ecosistema cuántico americano. Según el periódico, empresas como IonQ, Computación Rigetti y Cuántica de onda D Están negociando con el Departamento de Comercio la entrada del Estado en su capital. Otras empresas, incluidas Quantum Computing Inc. y Atom Computing, están estudiando acuerdos similares. Las operaciones partirían de un mínimo de 10 millones de dólares por empresa en esta fase inicial, con la posibilidad de que se sumen más postulantes a medida que avance el programa.

Las condiciones no se limitan a una mera inversión pública. El Departamento de Comercio está estudiando fórmulas que van desde participaciones accionarias hasta licencias de propiedad intelectual, regalías o esquemas de reparto de ingresos. Las conversaciones son lideradas por Pablo Dabbarex ejecutivo del sector cuántico y actual número dos del departamento, según información publicada. En esta etapa no hay acuerdos cerrados, pero el planteamiento indica que el Estado busca un retorno tangible y herramientas de supervisión.

El interés de Washington no se explica sólo por razones financieras. La computación cuántica se perfila como una de las tecnologías con mayor capacidad de transformación industrial. Estas máquinas prometen resolver cálculos que Los sistemas actuales tardarían eonescon potenciales aplicaciones en campos como el diseño de fármacos, materiales avanzados o química de alta complejidad. A este impulso se suma la competencia internacional, con empresas como IBM, Microsoft y Google involucradas y China avanzando en su propia carrera cuántica.

La dimensión de seguridad añade otro nivel de urgencia. Se proyecta que los algoritmos cuánticos podrán violar los sistemas de cifrado tradicionales, incluidos RSA y ECC, exponiendo tanto las comunicaciones sensibles como la infraestructura crítica. El riesgo no se limita al futuro: la estrategia conocida como cosechar ahora, descifrar después sugiere que los actores maliciosos ya están recopilando datos cifrados para descifrarlos cuando esta capacidad esté disponible. Ante este escenario, Fortinet destaca la Es necesario avanzar hacia la criptografía poscuántica y fortalecer las redes y sistemas.

El potencial práctico de esta tecnología queda bien ilustrado en el sector farmacéutico. McKinsey destaca que la tecnología cuántica puede transformar el desarrollo de fármacos al permitir simulaciones moleculares precisas. algo que el cálculo clásico y la IA pura no siempre logran capturar. Grandes empresas ya están probando estos sistemas para estudiar proteínas, evaluar reacciones químicas o reducir pasos experimentales. Esta capacidad de modelar estructuras complejas desde cero promete acelerar la investigación, mejorar la tasa de éxito en los ensayos y acortar los tiempos de comercialización de nuevas terapias.

La implementación de este enfoque no se limita a las empresas. Según el Wall Street Journal, el Departamento de Comercio reorganizó la oficina responsable de la parte científica del programa CHIPS y recuperó varios miles de millones de dólares que se habían asignado a iniciativas tecnológicas anteriores. El mensaje político es transparente: el Ejecutivo quiere que las inversiones públicas sean mensurables y que el Estado tenga mecanismos para beneficiarse cuando maduren los proyectos financiados, especialmente en sectores con alta implicación estratégica.

El cambio plantea dilemas típicos de un modelo más intervencionista. La participación pública puede facilitar la estabilidad en sectores estratégicos, pero también abre la puerta a conflictos entre prioridades tecnológicas, industriales o políticas. La duda central es ¿En qué medida la presencia del Estado afectará el ritmo de decisión? y la flexibilidad que demandan los sectores más competitivos.

Aún quedan incógnitas relevantes. No se conocen los porcentajes finales a los que podría llegar el Estado ni las condiciones exactas que acompañarían las participaciones. Según la información disponible, los acuerdos aún se encuentran en fase de negociación y podrían modificarse antes de cerrarse. También queda por ver qué compromisos se exigirán a las empresas y si habrá criterios asociados de desempeño o de gobernanza. A estas alturas el proceso avanza, pero aún no se ha anunciado un calendario definitivo de adjudicaciones ni de formalización de acuerdos.

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