Si ha viajado a Bélgica, es probable que la aplicación SNCB se haya descargado para mudarse de una ciudad a otra. Este es el ‘La Renfe’ belga y, hace unos años, Ellos anunciaron que iban a renovar el 50% de su flota desde aquí hasta 2032. Lo interesante es que es una operación de 3,400 millones de euros que no ha caído a nadie: lo ha hecho en una compañía española llamada CAF.
Y si se pregunta qué Diantres es CAF, está en todo su derecho, pero seguramente habrá montado en uno de sus trenes.
«El contrato del siglo». En liberar de CNCB, el operador detalló el previo alcance alcanzado con los españoles, algo que replicado propio c y f Detallando que el compromiso inicial de la misma será 1,695 millones de euros. Esto incluye el desarrollo, la fabricación y el suministro de 600 trenes AM30 (trenes interurbanos con motor y autonomía integrados por batería cuando funcionan en líneas no electrificadas) con un total de 170,000 asientos, aunque el compromiso inicial es de 1,695 millones de euros para 54,000 lugares.
La propuesta de CAF ha tenido que competir con otros fabricantes, como el Alstom francés que argumentaba los precios más baratos, las fábricas en Bélgica y esa promoción industrial local. No todo está cerrado, ya que aunque CNCB ha optado por los españoles, los intereses políticos entran en juego en algo así. Hay un debate sobre la empresa y, por ejemplo, mientras leemos en Crónica vascoUn diputado del partido belga Staf Aerts ha desacreditado a la compañía, indicó que CAF está colaborando para crear una línea de metro desde Jerusalén a los territorios palestinos ocupados por Israel «
Como decimos, queda por ver que el acuerdo finalmente está cerrado, pero por su magnitud, ya se habla del «contrato del siglo» del sector ferroviario, con consecuencias obvias En la cartera de CAF.
Centenaria. Esta noticia, debido a su magnitud, ha subido al primer plato de numerosos periódicos económicos nacionales y europeos, pero la gran pregunta que podríamos tener es … qué es CAF y por qué es tan importante. CAF responde a ‘Construcciones y asistente de ferrocarril‘Y es una compañía que nació en 1917 en el país vasco de beasain.
Se fundó en talleres que ya existían desde el siglo XIX y desde el principio se dedicó a la fabricación y alquiler de vagones, así como a otros elementos para el transporte ferroviario. Y en este siglo, se ha convertido en una de las compañías más grandes del país.
Salto mundial. Estaban desarrollando su negocio dentro de nuestras fronteras, suministrando trenes Renfe, pero en los años 90, consolidaron el salto internacional al operar más firmemente en otros países gracias a la apertura de unas treinta subsidiarias. En España tienen, sobre todo, trenes de alta velocidad de variables de amplio fabricación junto al Alstom en sí, así como trenes eléctricos y diesel para servicios regionales y las vecindad de Renfe.
Sin embargo, gran parte de su cartera de pedidos Es para la exportación. Han fabricado unidades para ciudades como Londres, Bruselas o Sydney, así como al metro de Santiago de Chile y México, trenes ligeros para ciudades estadounidenses como Boston o el Rótano: Trenes de alta velocidad (hasta 350 km/h) que forman la columna vertebral de la red ferroviaria de Noruega. Y, para satisfacer las necesidades, se han ido Fábricas de apertura por todo el mundo.
¿Por qué el misterio? A pesar de todo, no conocemos demasiado CAF más allá de su área de influencia directa (donde tienen las fábricas y contratan empleados) tiene todo el significado del mundo. Antes de hablar sobre Talgo, también un ferrocarril histórico que no solo se destacaba para sus trenes, sino para bautizar vehículos con su propio nombre. Llegar a Talgo fue sinónimo de subir al tren al igual que pedir un Kleenex es pedir un pañuelo o, en algunos países, jugar «jugar» es jugar cualquier consola de juegos en general.
En el caso de CAF, lo mismo no sucedió y, aunque es un orgullo industrial en Euskadi y muy reconocido entre los expertos de todo el mundo, su negocio ha permanecido «en las sombras». Operan principalmente en el sector B2B, lo que implica trabajo para grandes operadores públicos y privados y no para el consumidor final, y no bautizan sus creaciones como «CAF», lo que los mantiene en una posición desconocida para el público en general.
Sin embargo, las últimas décadas han crecido, especialmente en el extranjero, y con contratos como el logrado en Bélgica y el salto a grandes medios, es más probable que el nombre ‘CAF’ suene cada vez más.
Imágenes | Jordi Verdugo
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