En el sitio hoy opera la base militar – Tinta clara
- julio 17, 2025
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El primer tribunal civil del circuito especializado en la restitución de tierras de Villavicencio declaró que un par de esposos y sus hijos son titulares del derecho fundamental
El primer tribunal civil del circuito especializado en la restitución de tierras de Villavicencio declaró que un par de esposos y sus hijos son titulares del derecho fundamental
El primer tribunal civil del circuito especializado en la restitución de tierras de Villavicencio declaró que un par de esposos y sus hijos son titulares del derecho fundamental a la restitución de la tierra, después de ser víctimas de desplazamiento forzado y desposesión como resultado del conflicto armado en La Macarena, objetivo.
La decisión histórica se remonta a 1975, cuando el padre del reclamante adquirió la propiedad de Nápoles, de 5.687 metros cuadrados, ubicado en la carrera 8 con la novena calle de la acera de Los Cristales, en La Macarena.
Base militar en Macarena (Meta). Foto:Urta
Después de la muerte de su padre, en 1981, el hijo compró las mejoras e instaló un hotel, con un área de discoteca y recreación que administró junto con su pareja y del que obtuvieron su apoyo económico. El establecimiento se llamaba Estadero Nápoles.
Pero en 2002 fueron amenazados por tres guerrillas del séptimo frente del FARC, que irrumpió en el establecimiento comercial tres días después de una masacre perpetrada por ese grupo armado en la población.
Base militar en la Macarena, en un sitio que pertenecía a una familia despojada por el ejército. Foto:Urta
El criado en armas preguntaron sobre el propietario del establecimiento y lo amenazó con la muerte, ya que no había dado colaboración con la organización armada ilegal. Sin embargo, señalaron que perdonaron su vida con la condición de proporcionar información sobre la ubicación del ejército.
Dadas las amenazas y pretensiones de los guerrilleros, la familia se negó a entregar información y decidió huir a Villavicencio (Meta), dejando la propiedad abandonada, que después del despojo fue incinerado por las guerrillas.
Un año después, la propiedad fue prolongada por el Ejército Nacional, que instaló una base militar allí. A pesar de las solicitudes realizadas por las víctimas, el ejército negó su responsabilidad y no accedió al pago del arrendamiento o el reconocimiento del enlace legítimo de los ocupantes con la propiedad.
El UTR confirmó el despojo de la tierra por parte del ejército. Foto:Ejército nacional
Antes de la familia reclamante, el Comando del Ejército argumentó que instaló la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, con la que desarrolla el trabajo de misión en la propiedad durante más de 20 años.
Antes de la negativa del ejército, la familia desplazada y despojada fue a la Unidad de Restitución de la Tierra (URT), que hizo el reclamo ante el Tribunal de Restitución de la Tierra, que emitió una sentencia el 10 de julio.
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En el fallo, el juez Alejandro Barreto Moreno dijo que, en vista de la imposibilidad material de restaurar la tierra, ordenó una reparación de compensación, reconociendo que la presencia estratégica del ejército, junto con el aeropuerto local, no puede estar por encima de los derechos fundamentales de las víctimas.
El juez enfatiza que «la permanencia de la base militar constituye un acto de desposión atribuible al estado, al violar el principio de distinción del derecho internacional humanitario, que prohíbe la ocupación de la propiedad civil con fines militares sin la ley y la compensación adecuadas».
La URT dijo que la familia será compensada después del despojo del ejército. Foto:HORMIGA.
Por su parte, el director territorial de la URT en Meta, Robert Gabriel Barreto Lara, indicó que «la unidad, a través del grupo de fondo, compensará a esta familia con una nueva propiedad en la ciudad que eligen y que, además, tendrán acceso a la oferta institucional del estado como parte de su reparación integral».
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Este fallo marca un precedente importante en el reconocimiento del papel que el estado ha desempeñado en escenarios de desposeje, y busca demostrar el compromiso de URT para defender los derechos de las víctimas incluso en los casos más complejos.
Nelson Ardila Arias
Especial para el tiempo
Villavicencio