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El aceite moderno no inventó nada. China ya extrajo gas natural hace 2.000 años y lo transportó por tuberías de bambú

  • mayo 5, 2025
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Es común que muchas personas piensen que la industria del petróleo y gas tal como la conocemos hoy, con sus avanzadas plataformas, pozos profundos, sistemas de bombeo y

El aceite moderno no inventó nada. China ya extrajo gas natural hace 2.000 años y lo transportó por tuberías de bambú

Es común que muchas personas piensen que la industria del petróleo y gas tal como la conocemos hoy, con sus avanzadas plataformas, pozos profundos, sistemas de bombeo y extensas redes de distribución, es un fenómeno que surgió en el siglo XIX, en estrecha relación con la industrialización de Europa y América del Norte. No obstante, aunque esta perspectiva tiene parte de razón, es crucial reconocer que existía una civilización que había desarrollado técnicas de perforación, extracción y transporte de recursos energéticos, con un nivel de sofisticación realmente asombroso, mucho antes de que Edwin Drake perforara el primer pozo de petróleo comercial en 1859. Esa civilización es China, la cual, mil años atrás, había dado pasos sorprendentes en este ámbito.

Antes del crudo. A pesar de que el imaginario colectivo vincula el inicio de la explotación de hidrocarburos con la revolución industrial del siglo XIX, la realidad histórica revela que civilizaciones antiguas ya habían desarrollado métodos de extracción de energía que eran sorprendentemente avanzados. En la provincia de Sichuan, en China, más de un milenio antes de que se perforaran los primeros pozos comerciales en países como Estados Unidos o Rusia, comunidades enteras se dedicaron a perforar la tierra para alcanzar salmuera y, en etapas posteriores, gas natural.

La búsqueda de sal, fundamental para la conservación de alimentos y la nutrición, impulsó a ingenieros chinos a desarrollar sofisticados sistemas de perforación de gran rendimiento. Estos sistemas empleaban torres de bambú, poleas, plataformas elevadas y herramientas de metal especializadas, contrastando notablemente con las herramientas más rudimentarias de la época. Esta tecnología recuerda a la que se utiliza en la industria petrolera moderna.

Desafiando su tiempo. Los pozos que comenzaron a ser perforados durante el Período de los reinos en combate (480–221 a.C.) ya alcanzaban profundidades de hasta 250 metros en la Dinastía Tang, mientras que en el siglo XIX se superaron los 1,000 metros, mucho antes de que las naciones occidentales siquiera consideraran lograr tales profundidades. Para abordar cada fase del proceso, se emplearon brocas variadas (desde colas de pescado hasta lingotes de plata) adaptadas a las diferentes formaciones rocosas.

Además, la antigua civilización china también desarrolló soluciones para diversos problemas, como las brocas rotas o el colapso de pozos, aplicando tecnologías ingeniosas como tubos de bambú extendidos con válvulas de aleta y cementos hidráulicos basados en aceite de tung. Alrededor de 1050, se introdujeron cables de bambú flexibles, lo que permitió perforar a mayores profundidades y simplificó aún más las operaciones. Para 1835, el pozo de Shenghai llegó oficialmente a 1,000 metros de profundidad, un verdadero hito en la historia de la perforación.

Del subproducto al tesoro energético. La percepción sobre el gas natural cambió radicalmente en un momento específico. Durante la perforación con fines de extracción de salmuera, los trabajadores empezaron a encontrar bolsas de gas natural, que en un principio eran consideradas peligrosas o inútiles. Sin embargo, con el tiempo, se reconoció al gas (principalmente metano, a menudo mezclado con sulfuro de hidrógeno) como un valioso recurso energético, utilizándose para iluminar, calentar y, sobre todo, para alimentar calderas que evaporaban la salmuera, convirtiendo un subproducto en un recurso fundamental.

Este cambio fue especialmente crítico cuando la deforestación hizo imposible continuar utilizando leña como fuente de energía. La necesidad condujo a la invención del denominado tambor kang lápiz, que permitía simultáneamente extraer y separar gas y salmuera. También se creó un carburador primitivo que mezclaba gas y aire para lograr una combustión más eficiente. De igual manera, los antiguos perforadores aplicaron rudimentos de geología, situando pozos de gas en áreas elevadas y pozos de salmuera en los valles, en función de las formaciones subterráneas.

Red industrial sin par. A lo largo de los siglos, la región se llenó de torres de bambú y una vasta infraestructura que incluía centenares de kilómetros de tuberías construidas completamente de bambú. Contrario a lo que se podría pensar, estas tuberías estaban selladas del todo con un cemento de aceite de tung y cordaje trenzado, haciéndolas sorprendentemente duraderas y efectivas. Para ponerlo en perspectiva, ya en la década de 1950, aún estaban operativas más de 95 km de estas conducciones. Este sistema complejo transformó a Zigong y otras ciudades en importantes centros industriales, comerciales y culturales. Gracias a su amplitud, fue necesaria la redacción de contratos legales escritos para dividir tareas y recursos, marcando algunos de los primero ejemplos de este tipo en la historia de China.

Histórico y legado. La magnitud y la sofisticación del campo de gas de Sichuan superó a cualquier operación premoderna en Europa o Asia Central, incluso comparada con las de Nápoles o Bakú. Aparte del volumen de producción, lo más notable fue la continuidad y eficiencia del sistema en sí. En la actualidad, la región todavía produce alrededor de 30,000 millones de metros cúbicos de gas al año, en muchos casos de pozos que fueron perforados hace siglos, evidenciando una herencia más que duradera.

Pese a todo, el trabajo sigue siendo inherentemente peligroso: en 2003, una explosión de gas en las cercanías de Chongqing resultó en la muerte de 233 personas y dejó a 9,000 más intoxicadas. Sin embargo, la vasta experiencia acumulada a lo largo de casi 2,000 años ayudó a prevenir catástrofes mayores. Este legado técnico y humano se puede apreciar en el Museo de Sal de Shanxi, donde se preservan herramientas originales y modelos detallados que documentan una hazaña industrial única y avanzada para su época.

Asimismo, la historia de Sichuan no solo reescribe los orígenes del petróleo y el gas, sino que redefine lo que consideramos posible en las civilizaciones antiguas, mostrando que su capacidad de innovación era notablemente superior a lo que muchos imaginan.

Imagen | Thomas depende de, Cseg

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