La Dimayor ha tomado la decisión de imponer varias sanciones al Atlético Nacional e Independiente Medellín tras el reciente ‘clásico Paisa’, un partido que finalizó en un empate de 1-1 y se caracterizó por la expulsión de tres jugadores. Las determinaciones de la Comisión Disciplinaria están fundamentadas en el informe del árbitro central, Andrés Rojas, quien tuvo la responsabilidad de dirigir el encuentro.
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Con respecto a las expulsiones, los tres jugadores que recibieron tarjetas rojas durante el partido tendrán que cumplir con dos fechas de suspensión cada uno, debido a actos de violencia hacia un oponente. En concreto, Francisco Chaverra y Brayan León, ambos del equipo Independiente Medellín, junto a Jorman Campuzano del Atlético Nacional, serán los ausentes en las próximas dos jornadas. Asimismo, se les ha impuesto una multa de $ 616,850 pesos colombianos a cada uno por su comportamiento inapropiado durante el juego.
Debido a estas sanciones, el equipo de la DIM se verá privado de contar con sus jugadores en los compromisos venideros contra Tolima y Pereira. Por otro lado, Atlético Nacional no podrá alinear a Jorman Campuzano en sus cruciales enfrentamientos contra Llaneros y Águilas Golden. Esta situación genera una gran preocupación entre los aficionados de ambos equipos, ya que la ausencia de estos jugadores clave podría influir significativamente en el rendimiento y los resultados futuros.
Adicionalmente a las expulsiones, la Dimayor también impuso sanciones a un jugador de cada equipo por acumular cinco tarjetas amarillas en la liga Betplay 2025-I. Kevin Viveros fue amonestado durante el clásico, lo que le impedirá participar en el partido de la fecha 18 contra Llaneros. Por su parte, Homer Martínez del Medellín tuvo un destino similar, acumulando su quinto cartón amarillo y quedándose fuera del encuentro contra Bucaramanga.
Estas decisiones reflejan el esfuerzo de la Dimayor por mantener la disciplina en el fútbol colombiano, impartiendo justicia y sentando un precedente de que la violencia no será tolerada en los terrenos de juego. La afición espera que el entorno competitivo y las rivalidades se desarrollen dentro de un marco de respeto y deportividad, permitiendo que cada partido sea una celebración del deporte en lugar de un escenario de conflictos.
Es vital que los equipos trabajen en la formación de sus jugadores, enfatizando la importancia de la autocontrol y el respeto hacia el adversario. La experiencia adquirida por los jugadores expulsados debería servir como un recordatorio del impacto que sus acciones pueden tener no solo en su carrera, sino en el equipo y la afición en general. Con la esperanza de que estos incidentes no se repitan, el foco ahora se dirige a los juegos que se avecinan y a la oportunidad de mostrar un fútbol más limpio y apasionante.