En el contexto laboral de Colombia, se ha dado una situación interesante respecto al pago del impuesto sobre la renta. Los datos indican que mientras un trabajador que recibe el salario promedio en Colombia no paga dicho impuesto, en Bélgica, que opera bajo condiciones laborales similares, la situación es notablemente diferente; el 10.4 por ciento de su salario se destina a este impuesto, siendo esta la tasa más alta entre los 38 países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). No obstante, es relevante señalar que la tasa promedio para este grupo de naciones se estableció en un 13.4 por ciento durante el mismo año.
No son únicamente los trabajadores colombianos los que se benefician de una tasa de impuestos sobre la renta del 0 por ciento aplicada a su salario promedio. Por ejemplo, Costa Rica presenta una situación similar. En contraste, aquellos en Chile enfrentan una tasa mínima que solo alcanza el 0.02 por ciento. Por su parte, en México, la tasa se sitúa en un 9.8 por ciento, manifiesta el análisis correspondiente.
Al evaluar la variación fiscal en relación al porcentaje de costos laborales entre los años 2023 y 2024, la OCDE consideró un trabajador estándar que percibe un ingreso promedio y no tiene hijos. Se estima que el salario promedio en Colombia es de aproximadamente 3.1 millones de pesos mensuales.
La diferencia fiscal promedio para este tipo de hogar apenas ha aumentado en 0.05 puntos porcentuales en el último año, mientras que las cifras de 2023 y 2022 mostraron aumentos de 0.15 y 0.12 puntos porcentuales, respectivamente.
De manera similar, el informe destaca que este año la diferencia fiscal ha aumentado en 20 de los países que forman parte de la OCDE, mientras que se ha reducido en 15, con solo tres países (Colombia, Costa Rica y Hungría) experimentando estabilidad en este aspecto.
El informe en cuestión proporciona detalles relevantes para 38 países miembros de la OCDE, analizando las cifras de contribuciones del impuesto sobre la renta, las aportaciones al Seguro Social, las transferencias recibidas como beneficios en efectivo, así como los salarios pagados por los empleadores.
La metodología utilizada para el cálculo fiscal del salario se centra en las repercusiones que esto tiene para los empleados. Según el informe presentado por la organización, «se asume que su ingreso anual proviene del empleo y representa un cierto porcentaje del salario bruto promedio completo de adultos en cada economía de la OCDE, conocido como salario promedio», se explica en los detalles del estudio.
Uno de los hallazgos más significativos del informe de la OCDE señala que la carga fiscal derivada de los costos laborales, para los empleadores y los salarios netos, varía considerablemente entre los miembros de la organización en el año 2024. Esta discrepancia fiscal superó el 45 por ciento de los costos laborales en países como Austria, Bélgica, Francia, Alemania e Italia, mientras que en Colombia y Chile, la cifra se mantuvo por debajo del 20 por ciento.
En el caso de Colombia, un empleado que recibe el salario promedio no está obligado a abonar impuestos sobre la renta. No obstante, las contribuciones obligatorias a pensiones, salud y seguros de riesgos laborales se consideran pagos obligatorios que no se clasifican como impuestos dentro del marco fiscal sobre salarios.
Otras influencias
El informe de la OCDE también investiga otros aspectos que pueden incidir en esta situación. Se menciona que el porcentaje de costos laborales destinado al pago del impuesto sobre la renta ha fluctuado considerablemente entre los países miembros durante el año 2024. Las tasas más bajas se han registrado en Colombia y Costa Rica (ambas con 0 por ciento) y en Chile (0.2 por ciento), destacándose países como Grecia, Japón, Corea, México, Polonia y Eslovenia. Por otro lado, la mayor carga impositiva se ha observado en Dinamarca (35.4 por ciento), con Australia, Bélgica, Islandia, Irlanda y Nueva Zelanda ubicándose también por encima del 20 por ciento.
Además, el porcentaje de costos laborales asignados a los Centros de Distribución de Empleo (CSC) también fluctuó, situándose en 0 por ciento en Australia, Colombia, Dinamarca y Nueva Zelanda, mientras que Lituania y Eslovenia reportaron cifras de 19.2 por ciento y 20.3 por ciento, respectivamente.