En 67 años de vida, Mortadelo y Filemón han vivido una existencia relativamente plácida: siempre bajo la autoría de su creador, Francisco Ibáñez, y publicado por los sucesivos editores que han tenido sus derechos.
¿Seguro? Bueno, no del todo. Básico y oficialmente, esto es así, pero en su carrera encontramos numerosos baches. Dibujantes secretos que reemplazaron a Ibáñez sin su permiso, luchando por los derechos de los personajes, largas temporadas sin cobrar … o las seis semanas de crítica en las que el autor publicó sus criaturas evitando mencionarlos. Esta es la historia de ‘Yo and Me’.
El cisma comenzó en 1985, cuando Francisco Ibáñez dejó a Bruguera, el veterano editorial que había estado publicando los personajes desde 1958. La razón era el descontento del autor con el tratamiento del editorial: vivía bajo presión laboral asfixiadora, teniendo que producir unas cuarenta páginas semanales de Mortadelo Para los encabezados que se multiplicaron: ‘Mortadelo’, ‘Super Mortadelo’, ‘Mortadelo Gigante’, ‘Special Mortadelo’ … fue en 1973 cuando la editorial, sin su permiso y necesidad de más volumen de historias, comenzó a recurrir a los dibujantes que imitarán sus historias para generar más historias de mortadelos.
Ese propósito ambientado en un estudio dirigido por el dibujante Blas Sanchís, quien llegó a tener más de quince dibujantes y guionistas bajo el nombre de Bruguera Equ. Su trabajo no era exactamente pequeño: Generaron tantas páginas como el creador legítimo de los personajes e incluso los álbumes completos como ‘The Treasury’ o ‘The Infallible Growing’ viene. Bruguera Equipo desarrolló una «máquina Calcar», un sistema de plantilla que permitió copiar los cómics del maestro. Aunque el consenso general es que, excepto las copias inspiradas francamente, como Casanyes, las historias de Bruguera Eiers carecían de la gracia de los originales. Y lo más importante: Ibáñez no vio nada difícil.
Esta situación incómoda resultó en una batalla legal, con Bruguera negándose a reconocer la propiedad intelectual a Ibáñez y finalmente, Ibáñez marchando a la mitad de la historia ‘la seguridad preb’. La marcha del dibujante no se hizo pública hasta 1986, Cuando la prensa publicó la ruptura Y Bruguera había estado editando cosas como ‘El Cochecito Leré’, una historia que anteriormente había sido creada para el mercado alemán (donde los personajes eran tan populares como en España), y realizada completamente por Bruguera Equ. En cualquier caso, Bruguera no daría mucha más guerra: cerró en 1986.
Grijalbo llega y se queda con el par de calvo
Los dibujantes de Bruguera fueron muy disputados en esa situación, e Ibáñez no fue el único descontento, porque habían estado cobrando intermitentemente desde 1982. ¡Con Bruguera en Free Fall, él y otros como Raf (‘Sir Tim o K Grijalbo para obtener la revista’ Guai ‘, una clara imitación del estilo de Bruguera, pero donde no podían usar sus personajes clásicos.
Ibáñez creó en esta nueva revista ‘Chicha, Tato y Clodoveo’, que repetiría algunos esquemas de la trama de ‘Mortadelo y Filemón’, ya ‘7, Rebolling Street’, una clara imitación de página doble de ’13, rue del Perce ‘. Pero la situación tomaría un nuevo turno cuando en 1987 la ley 22/1987 sobre propiedad intelectual y derechos de autor, que reconocería la propiedad de los personajes en beneficio del dibujante. Ibáñez tenía una forma gratuita de usarlos y lo haría en una nueva revista Grijalbo creada expresamente para él en 1987 … pero que legalmente no podía usar el nombre de los personajes en el encabezado, porque con ese uso pertenecían a Bruguera.
La solución era llamar a la revista ‘I And I’, en lo que sería una decisión comercial muy extraña: Mortadelo apareció como un reclamo (y Así se había publicado En la revista ‘Guai!’), Pero no se menciona en la portada. Ibáñez no se alejaría del fantasma de los dibujantes apócrifos, porque su ‘Chicha, Tato y Clodoveo’ continuarían en su cabeza original, pero hecha por otros artistas sin acreditar. Solo seis números después, la revista cierra, no está claro por qué: la razón más posible es que Grupo Z (nuevo propietario de los derechos de Bruguera, que explotaría de sus ediciones de Seal b) presionó a Grijalbo.
Seis meses después, en diciembre, Ibáñez para las ediciones B, que en todo este tiempo había estado publicando desde 1986 historias de mortadelo ilustradas por dibujantes apócrifos, como ‘The Transmutant Ray’. Son tiempos negros para los personajes: Aunque el regreso de Ibáñez en el número 49 del nuevo ‘Mortadelo’ en febrero de 1988 ocurre con estilo, con la increíble portada del personaje disfrazado de TeJero, las historias dan una recesión importante.
Hasta 1991 estamos en un Etapa de transición que, como se conocía más tarde (en ese momento era un tema absolutamente silenciado), Continuarían realizando equipos anónimos. Muchos de ellos serían atraídos por lo que sería su apócrifa por excelencia, Juan Manuel MuñozEl hombre de confianza de Ibáñez que lo ayudaría durante décadas para terminar los álbumes del personaje, hasta la muerte del dibujante. El volumen de trabajo que las ediciones B exigieron fue tan alto que Ibáñez se vio obligado a grabar los guiones en casetes para ahorrar tiempo.
A partir de 1991, sin embargo, Ibáñez recuperará la autoría completa de los personajes. El editor de la Edición B de esa época, Julia Galán, exigió una mejora de la calidad de ‘Mortadelo y Filemón’ para rescatarlos de la crisis creativa que estaban pasando, y el resultado fueron, desde 1996 y con la desaparición de las revistas, historias largas que habrían sido llenas de referencias al presenteUna cierta continuidad levish en personajes y escenarios de un álbum a otro y argumentos más geniales. Así permanecería hasta la muerte de Ibáñez en 2023, con Mortadelo y Filemón convertidos, a pesar de estos baches, en la historia absoluta del humor español.
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