Durante la cumbre climática COP30 celebrada en la ciudad de Belém (Brasil), se observa un marcado descenso en la participación de altos ejecutivos de grandes empresas respecto a ediciones anteriores, lo que según los analistas refleja una menor urgencia corporativa por la transición verde.
Las razones citadas incluyen: altos costos logísticos del evento en el Amazonas, un cambio en la prioridad empresarial hacia la seguridad energética y la economía en lugar de cero emisiones, y la sensación de que la acción empresarial ahora se centra más en la implementación que en anuncios grandilocuentes.
Si bien la presidencia de la COP30 llamó al sector privado a liderar la transición climática y presentó una “Carta” que invita a las empresas a sumarse como parte central del cambio de modelo, el efecto aún es limitado.
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