ASUS ROG Xbox Ally X, análisis – Tinta clara
- noviembre 7, 2025
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Anunciada a bombo y platillo hace unos meses por parte de Microsoft, ya está aquí la Asus ROG Xbox Ally X. Se trata de la versión más potente
Anunciada a bombo y platillo hace unos meses por parte de Microsoft, ya está aquí la Asus ROG Xbox Ally X. Se trata de la versión más potente

































Anunciada a bombo y platillo hace unos meses por parte de Microsoft, ya está aquí la Asus ROG Xbox Ally X. Se trata de la versión más potente no de la Xbox portátil, sino de la nueva generación de las ROG Ally. Hace dos años pudimos analizar la primera, que pese a sus fallitos, me dejó un muy buen sabor de boca por su potencia y, sobre todo, por su pantalla. Tras una segunda generación que mejoraba potencia y poco más, ha llegado esta ROG Xbox Ally que cambia algunas cositas que no terminaban de cuajar.
Llevo dos semanas analizando esta Asus ROG Xbox Ally X (vaya nombrecito), una consola (o PC consolizado, como quieras) que me ha enamorado en varios aspectos, pero que también me ha dejado algunas dudas. A continuación, te cuento mi experiencia y las pruebas objetivas de rendimiento, pero te adelanto dos cosas: AMD se está pasando el juego de la potencia portátil… y, si todo es una Xbox, nada lo es.
Más adelante entenderás a qué me refiero. Vamos con las características del modelo analizado y entramos en materia.
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asus rog xbox ally x |
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|---|---|
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TAMAÑO Y PESO |
29 x 12,1 x 2,75 a 5,09 cm 715 gramos |
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PANTALLA |
Panel IPS Level de 7 pulgadas Resolución de 1.920 x 1080 píxeles Refresco de 120 Hz FreeSync Premium (VRR) Protección Gorilla Glass Victus Capa Gorilla Glass DXC Brillo de 500 nits Acabado brillante |
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PROCESADOR |
AMD Ryzen AI Z2 Extreme 8 núcleos y 16 hilos Frecuencia base de 2 GHz, turbo de 5 GHz |
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GPU |
AMD Radeon NPU de hasta 50 TOPS |
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RAM |
24 GB LPDDR5X |
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ALMACENAMIENTO |
1 TB 4.0 NVMe Slot 2280 |
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CONTROLES y botones |
Dos sticks analógicos Dos bumpers Dos gatillos Pad digital Botones Select y Start Botón de Xbox Botón Armoury Crate A, B, X, Y Dos botones traseros Giroscopio de seis ejes |
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AUDIO |
Dos altavoces Dolby Atmos Dos micrófonos |
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ALIMENTACIÓN Y BATERÍA |
Batería de 8 WHr 5.000 mAh Cargador incluido de 65 W |
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Conectividad inalámbrica |
Wi-Fi 6E bluetooth 5.2 |
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CONECTIVIDAD física |
Dos USB-C Thunderbolt 4 Lector de tarjetas UHS-II Jack de auriculares |
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SOFTWARE |
Windows 11 Home |
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PRECIOS |
899 euros |
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Si tuviese que definir el diseño de la ROG Xbox Ally X es con la palabra «inteligente». Tras dos generaciones sin cambios, la compañía taiwanesa ha aprovechado esta colaboración con Xbox para hacer algo a lo que, quizá, no se habrían atrevido de estar ante una ROG Ally 3 o como hubiesen querido llamarla.
¿El motivo? Los enormes agarres, protagonistas absolutos del marketing desde el primer teaser del dispositivo y que no pasan desapercibidos en cualquier imagen promocional, foto o vídeo del ‘cacharro’. ¿Y funcionan? Sí, rotundamente. Entre manos, la máquina es tremendamente cómoda pese a sus nada despreciables 715 gramos de peso.
Pesa, y pesa muchísimo, pero la batería ya veremos que tiene buena parte de la culpa en esto. También parece enorme porque es gruesa -2,75 centímetros-, pero realmente no es más grande que una Steam Deck o una Nintendo Switch 2. Esos agarres hacen que, pese a todo, se sienta genial entre las manos. Y a la hora de jugar ayuda que Asus haya movido un poquito los botones.
Mi queja con la ROG Ally era que los botones A, B, X e Y estaban demasiado en el borde superior derecho. No me resultaban del todo cómodos, pero en esta generación, los han centrado un poco más. Era necesario para llegar bien ahora que tenemos más donde agarrar, y me parece un acierto. Todo lo imprescindible para jugar (esa botonera, los sticks y los gatillos) me parece muy cómodo.
Estos gatillos ofrecen cierta resistencia que se siente genial en juegos de carreras, los pulsadores de los bumpers también me gustan y los sticks son una auténtica gozada. En general, toda la botonera funciona bien, excepto los botones traseros.
Asus ha incorporado dos botones que vemos mucho en este tipo de máquinas, pero en lugar de hacerlo pegados a los agarres, los ha centrado un poco y no es del todo cómodo pulsarlos. Puedo entender que lo han hecho para que no los toquemos por error, pero si no los configuramos, no accionan nada, por lo que no hay margen a la equivocación.
Los de Steak Deck no me gustan porque son muy duros, pero considero que están ubicados de forma mucho más ergonómica.
Y si en el frontal hay muchos botones, en el lateral superior también tenemos un montón de cosas. Para empezar, el botón de encendido que, además, integra un sensor de huella. Es capacitivo y rápido, pero tiene el mismo problema que el de las generaciones anteriores: es pequeño, está algo metido hacia adentro y muchas veces no me reconoce la huella.
Tenemos jack de 3,5 mm para auriculares, lector de tarjetas UHS-II y dos puertos USB-C. Esto me encanta porque, además, son Thunderbolt 4. Quizá los habría ubicado en la parte central para que si conectas un cable en ‘L’ el calor de uno de los ventiladores no se lo coma, pero bueno. Además de para cargar y sacar señal, admiten una eGPU.
En general, aunque en apariencia es tosca, cuando la sostienes y la tienes durante horas, agradeces el rediseño físico del equipo. Ahora bien, hay algo que no me ha gustado. Que tenga esos agarres dificulta que podamos ponerla en vertical sobre una mesa con algún soporte de móvil que tengamos. Para solucionarlo, incluye una peana que es realmente endeble. No tengo claro cómo soportará el paso del tiempo.
Pero lo que realmente me ha hecho arquear una ceja es que no trae funda. Sí, vale, no todas lo incluyen, pero Steam Deck la tiene, Lenovo Legion Go también y una máquina con un diseño tan caprichoso como la de Asus y Xbox, que además se vende por 900 euros, debería incluir una funda de cortesía. Hay packs con funda y dock por 1.100 euros, eso sí.
¡Ah! Algo que no ha terminado de convencerme es la vibración. Cuenta con un sistema háptico, pero no se siente ni como la vibración convencional ni como la del mando DualSense de PS5. Está ahí, pero ofrece unas sensaciones extrañas. Agradezco que esté, pero ya digo que la siento algo extraña.
Si en diseño hay detalles que cambian -a mejor-, en pantalla hay que decir que tenemos exactamente el mismo panel que vimos en la máquina de 2023. La diagonal es de siete pulgadas, que me parece más que correcta para este dispositivo, y la relación de aspecto es de unos convencionales 16:9 que podrían haber estirado algo la vertical hasta los 16:10 de la Steam Deck para tener unos marcos menos pronunciados.
La resolución es de 1.920 x 1.080, adecuado para un dispositivo de juegos porque la densidad es correcta y, si fueran más lejos, el rendimiento sería totalmente diferente. Es compatible con FreeSync Premium (lo que implica que tiene VRR) y soporta el 100% del espectro sRGB.
Ahora bien, aunque esas características están en línea con el sector, habiendo pasado dos años y siendo un dispositivo tan premium por dentro, esperaba algo más por parte de la pantalla. El panel es IPS-Level, lo que implica que será un ‘fast VA’ para llegar a esos 120 Hz de refresco. Los colores son correctos, pero hay ocasiones que se echa en falta algo más de profundidad.
Sobre todo cuando hay que subir el brillo en ciertas condiciones. Tenemos 500 nits -los mismos que en la ROG Ally- y el acabado de la pantalla es glossy. Es una buena pantalla, igual que lo era en 2023, pero unos ángulos de visión más generosos o un sensor de brillo automático no habría venido mal. Ya no estoy pidiendo un OLED porque el precio se dispararía aún más.
Por lo demás, vuelve la protección Gorilla Glass Victus y el acabado Gorilla Glass DXC que intenta combatir unos reflejos salvajes que son los intrínsecos a un panel con este acabado brillante. ¿Buena pantalla? Sí, pero heredada de la máquina de hace dos generaciones.
Donde no tengo queja alguna es en el apartado sonoro. En los altavoces de la máquina original ya me sorprendieron, en esta considero que son aún mejores. Gracias a los nuevos agarres, no hay posibilidad de que los tapemos con la palma de la mano, suenan muy, muy alto, no distorsionan y el rango me parece excelente.
Con el volumen sobre el 80%, sientes cómo vibra la consola, dando un plus de inmersión en momentos en los que la música suena fuerte o los disparos son contundentes.
Juegos de coches en los que pasan un montón de cosas a la vez suenan muy nítidos, las aventuras en los que hay mucha conversación se sienten genial y cuando hay música o juegos que abusan de los graves, la experiencia es bestial.
De nuevo, muy buen trabajo de Asus en este apartado, y con jack de auriculares si quieres algo de privacidad. Pero bueno, estas dos semanas en casa, no he querido usar auriculares, algo que sí hago con Nintendo Switch 2 o con Steam Deck.
Nos adentramos en las entrañas de la bestia para ver novedades de verdad. No sólo Asus tiene los ojos puestos en esta máquina: también AMD y Xbox. La primera porque el SoC es suyo y es otra muestra de hasta qué punto están avanzando en la creación de APU de altísimo rendimiento y muy bajo consumo. La segunda porque presta su nombre -evidentemente- y porque les puede dar alas a crear una máquina realmente suya en el futuro.
El SoC es un AMD Ryzen AI Z2 Extreme que cuenta con una frecuencia base de 2 GHz, pero pudiendo alcanzar los 5 GHz. Tiene ocho núcleos y 16 hilos, y la GPU está basada en la Radeon 890M con una frecuencia de 2.900 MHz. La memoria es compartida: 24 GB LPDDR5X y el almacenamiento es de 1 TB 4.0 NVMe (si quieres cambiarlo, usa el módulo 2280).
Es lo último de AMD y lo más curioso del procesador es ese «AI» de «inteligencia artificial» en el nombre. El motivo es que tiene algo único respecto a las generaciones anteriores: una NPU AMD XDNA de 50 TOPS que es la que, supuestamente, se va a encargar de liberar una carga de trabajo considerable tanto de la CPU como de la GPU.
En teoría, suena genial, sobre todo para calcular el escalado que tan de moda está recientemente, o soluciones como la generación de frames por IA, que permite FSR 4, pero el problema es el de siempre: el software ahora es el que tiene que ponerse a punto. Son los desarrolladores quienes tienen que preparar los motores de los juegos para aprovechar estas características.
Antes de pasar a las pruebas, la conectividad corre a cargo de Bluetooth 5.2 (algo desfasado, pero funcional para auriculares y periféricos) y Wi-Fi 6E. No he tenido quejas a la hora de descargar juegos pesadísimos con mi red, pero gracias al puerto USB-4, siempre puedes conectar un dock Thunderbolt 4 con una conexión por cable.
Vamos con lo más divertido, tedioso y objetivo del análisis de la Asus ROG Xbox Ally X: los benchmarks tanto sintéticos como las pruebas de rendimiento reales en juegos. Como siempre, vamos a empezar con los test en un programa como Geekbench que nos otorga una puntuación tanto del procesador en mono y multinúcleo como de la GPU.
El motivo por el que usamos Geekbench es porque es fácil de replicar en cualquier dispositivo y porque, si tienes un PC consolizado o la versión anterior de ROG Ally, es sencillo que compares con tu dispositivo. Además, lo hemos pasado cuatro veces, una en cada uno de los modos de rendimiento de esta máquina porque, como la generación anterior, tenemos cuatro modos que podemos escoger a través del menú de Asus:
El objetivo es ver hasta qué punto el recorte de energía afecta al SoC. Antes de seguir, aquí van las puntuaciones:
|
Silencioso – 13 W |
Rendimiento – 17 W |
Turbo – 25 W |
Turbo conectado – 35 W |
|
|---|---|---|---|---|
|
geekbench 6 cpu single core |
1.689 |
2.029 |
2.751 |
2.792 |
|
geekbench 6 cpu multi core |
8.946 |
9.783 |
12.009 |
12.688 |
|
geekbench 6 Gpu |
33.351 |
38.129 |
38.008 |
40.877 |
Como siempre decimos, un benchmark sintético no es un reflejo de cómo rendirán los juegos, ya que ahí entran en juego muchos otros aspectos. Sin embargo, es interesante en máquinas como estas que ofrecen diferentes modos de rendimiento porque nos deja ver qué podemos ganar y perder en función del modo escogido.
No hay sorpresas: el modo conectado a la corriente, con un TPD sólo del SoC de 35, es el que ofrece las mejores puntuaciones. Sin embargo, si cambiamos al modo turbo de 25 W para jugar lejos del enchufe, nos encontramos que esos 10 W no se notan tantísimo en GPU y CPU. Es más, si pasamos al modo rendimiento, tenemos una CPU que parece, esta vez sí, recortar su rendimiento, pero la GPU se mantiene sin cambios.
Esto es bueno y me permite tener más claro por qué en muchos de los juegos probados he tenido rendimientos tan buenos en el modo… ‘Rendimiento’: la CPU no es tan importante como la GPU en los juegos actuales, y aunque tenemos ese recorte en CPU, la gráfica Radeon sigue rindiendo a un gran nivel. Cuando pasamos al modo ‘Silencioso’ ya sí es evidente el recorte de potencia del sistema tanto para el procesador como para la gráfica.
Porque antes de pasar a lo juegos, quiero comentar algo muy interesante: el modo de mínimo rendimiento de la consola es casi igual que el de máximo rendimiento de la Steam Deck. 13 W en la máquina de Asus en su modo de ahorro frente a 15 W del modo de máximo rendimiento de la Steam Deck.
Sí, hay varias generaciones de SoC de AMD entre medias, pero es notable cómo está avanzando este segmento en tan poco tiempo.
Dicho esto, es el momento de pasar a los juegos. Siempre es complicado analizar el rendimiento de videojuegos en un hardware porque, si bien en consola las opciones son más limitadas, un PC nos da una versatilidad total a la hora de ajustar sus parámetros para conseguir más rendimiento.
He decidido dejarlo todo en autodetección. Es algo que también hice con la primera generación de la ROG Ally y, mientras en esa máquina los juegos más exigentes se configuraban automáticamente en ‘Medio’ o en ‘Bajo’, en esta… la cosa cambia. ‘Horizon Zero Dawn’ o ‘Cyberpunk 2077’ se configuraron en ‘Alto’ automáticamente. En el segundo caso, sin raytracing y con FSR 3, eso sí.
En ‘Red Dead Redemption 2’, con una buena cantidad de opciones, el resultado era muchas opciones en ‘Medio’ y otras tantas en ‘Alto’. Y en ‘Gears of War Reloaded‘, todo entre ‘Alto’ y ‘Ultra’ con FSR 3.1. Todos los juegos se ejecutan en 1.080p y en modo pantalla completa.
En los test de rendimiento que incluyen, estas son las puntuaciones en los diferentes modos de rendimiento de la ROG Xbox ALLY X:
|
benchmarks |
Silencioso – 13 W |
Rendimiento – 17 W |
Turbo – 25 W |
Turbo conectado – 35 W |
|---|---|---|---|---|
|
Horizon Zero Dawn – alto |
28 FPS |
38 FPS |
41 FPS |
43 FPS |
|
Red Dead Redemption 2- medio/alto |
33 FPS |
41 FPS |
45 FPS |
47 FPS |
|
Cyberpunk 2077 – Alto sin RT |
22 FPS |
30 FPS |
37 FPS |
39 FPS |
|
GEARS OF WAR RELOADED – ULTRA/ALTO FSR 3.1 |
51 FPS |
69 FPS |
80 FPS |
85 FPS |
Los resultados eran prometedores, pero al igual que con los benchmarks sintéticos, hay situaciones de juego reales que escapan a lo que muestran los test, por lo que el siguiente paso es… jugar. Eso sí, que en el modo de mínimo rendimiento ‘Red Dead Redemption 2’ o ‘Gears of War Reloaded’ den esas puntuaciones, me sorprendió.
La buena noticia es que esas buenas vibraciones se consolidaron cuando pasé un rato jugando a cada uno de esos juegos, y más, en cada uno de los diferentes modos. Han sido bastantes horas probando, pero creo que queda una foto muy completa del rendimiento que te va a dar esta máquina en una buena cantidad de juegos:
|
media de fps |
Silencioso – 13 W |
Rendimiento – 17 W |
Turbo – 25 W |
Turbo conectado – 35 W |
|---|---|---|---|---|
|
Horizon Zero Dawn – alto |
22 |
32 |
34 |
37 |
|
Red Dead Redemption 2- medio/alto |
31 |
39 |
44 |
48 |
|
Cyberpunk 2077 – Alto sin RT |
25 |
33 |
42 |
46 |
|
Control – Medio sin RT |
23 |
32 |
39 |
43 |
|
Death Stranding – Máximo |
38 |
50 |
55 |
64 |
|
Forza Horizon 5 – Alto |
63 |
72 |
97 |
113 |
|
Spider-Man – ALTO SIN RT FSR 3 |
33 |
44 |
54 |
59 |
|
GEARS OF WAR RELOADED – ULTRA/ALTO FSP 3.1 |
49 |
57 |
63 |
69 |
Al igual que con los benchmarks, decidí no tocar nada de lo que me decía el autoconfigurador. ¿El motivo? Quería probar hasta qué punto la máquina podía con esa configuración en ‘Alto’ en casi todos los juegos. Y el resultado es que estamos ante la máquina más potente de las que se han lanzado de este tipo hasta ahora.
Que ‘Control‘ o ‘Cyberpunk’ rindan así en el modo ‘Silencioso’ no me preocupa lo más mínimo porque tocando dos o tres parámetros obtendremos medias muy superiores. Son dos de los juegos más exigentes y ‘Control’, directamente, lo estaba renderizando nativamente a 1.080p con un procesador capado a 13 W. Si lo renderizas a 720p y escalas a resolución nativa, seguirás teniendo una genial calidad visual y un mayor rendimiento.
Es sorprendente lo bien que rinde la consola en el modo ‘Rendimiento’, que me parece el más equilibrado y el que menos compromete la autonomía a la vez que ofrece una calidad visual imponente en un sistema como este.
¿Mi recomendación? Que, si optas por esta consola, utilices FSR todo lo posible y toques un par de parámetros en cada juego, peor juegues en modo ‘Rendimiento’. No hay una enorme diferencia de autonomía frente al modo ‘Silencioso’, pero sí en lo que a suavidad se refiere.
Estas pruebas, excepto la de ‘Red Dead Redemption 2’, las hice en el modo Xbox, porque aquí va el punto diferenciador de esta máquina y el motivo por el que se llama ‘Xbox’, y no por el botón de la parte izquierda.
Cuando se presentó la máquina, Xbox afirmó que se estaban esforzando por crear un sistema operativo más ligero que el Windows convencional, algo más optimizado para ejecutar juegos sin tantas tareas de fondo y lograr algo similar a lo que hace Steam con su distro basada en Linux en Steam Deck. Cuando menos ‘morralla’ corriendo de fondo en una consola, mejor rendimiento en juegos.
Cuando enciendes la ASUS ROG Xbox Ally X, entras directamente al ‘Modo Xbox’, que no es más que la app de Xbox de PC, pero maximizada. Te permite ver Steam (que no se inicia automáticamente y por defecto en modo Big Picture por no sé qué razón) y ejecutar juegos externos de Epic, GOG o Rockstar Launcher (aunque a mí no me dejó y tuve que lanzar el ‘Red Dead’ desde el modo Windows).
En este ‘Modo Xbox’ tienes todas las opciones necesarias para jugar, medir el rendimiento, chatear, capturar pantalla y demás, pero también puedes lanzar el menú de Asus ROG que es redundante en algunos aspectos y apartados, pero es el que permite cambiar entre los modos de rendimiento, entre otras cosas.
Entraré en esto más adelante, porque lo que me interesa contarte es que, supuestamente, este ‘Modo Xbox’ iba a permitir un mejor rendimiento en juegos al correr menos tareas de fondo que el que obtendríamos en Windows 11 y, al menos en mis pruebas, no es así. En absoluto:
|
benchmarks |
Silencioso – 13 W |
Rendimiento – 17 W |
Turbo – 25 W |
Turbo conectado – 35 W |
|---|---|---|---|---|
|
modo xbox – GEARS OF WAR RELOADED |
51 FPS |
69 FPS |
80 FPS |
85 FPS |
|
modo Pc – GEARS OF WAR RELOADED |
55 FPS |
69 FPS |
78 FPS |
85 FPS |
|
modo xbox – Horizon Zero Dawn |
28 FPS |
38 FPS |
41 FPS |
43 FPS |
|
modo pc – Horizon Zero Dawn |
29 FPS |
38 FPS |
41 FPS |
43 FPS |
De hecho, tengo casi las mismas puntuaciones en que ejecutando la misma prueba (el test de cada juego) en el modo escritorio, que lanza el Windows 11 convencional. Mira que es raro que las puntuaciones coincidan, aunque sea un test predefinido debido a que puede haber algo de fondo pillado o variaciones de temperatura o lo que sea, pero son las puntuaciones que he obtenido.
Esto me dice que, al menos en el momento de hacer este análisis de la ROG Xbox Ally X, el ‘Modo Xbox’ no es más que un launcher maximizado en lugar de una especie de espacio aparte de Windows 11.
Veremos cómo evoluciona, porque supuestamente es algo que tendrá recorrido al igual que la IA de los nuevos procesadores de AMD, pero en el momento de escribir esto, y si te compras la máquina ahora, es la situación que te vas a encontrar.
Por cierto, evidentemente, gracias a su Thunderbolt 4, puedes conectarla perfectamente a un dock y cargarla mientras sacas imagen a un televisor o monitor. Es una experiencia muy buena, pero si tu panel es 4K, ahí sí recomiendo usar FSR. Y si tiras de generación de frames en juegos como ‘Cyberpunk 2077’, las sensaciones también son buenas, sin una latencia molesta.
La última medición de rendimiento tiene que ver con la temperatura. Aquí la tabla de resultados es bastante autoexplicativa, pero tengo que decir que son temperaturas muy controladas. Enchufada, evidentemente los 35 W generan más calor, pero en cualquiera de los tres modos inalámbricos el rendimiento es muy, muy bueno.
Los ventiladores suenan en modo ‘Turbo’, pero no resultan molestos (se notan bastante más conectados a la corriente) y, como digo, la tabla habla por sí misma:
|
Temperatura máxima |
Silencioso – 13 W |
Rendimiento – 17 W |
Turbo – 25 W |
Turbo conectado – 35 W |
|---|---|---|---|---|
|
Horizon Zero Dawn – alto |
60º |
64º |
72º |
77º |
|
Red Dead Redemption 2- medio/alto |
60º |
65º |
70º |
76º |
|
Cyberpunk 2077 – ALTO sin RT FSR 3 |
61º |
64º |
73º |
82º |
|
Control – Medio sin RT |
59º |
64º |
77º |
78º |
|
Death Stranding – Máximo |
58º |
65º |
72º |
80º |
|
Forza Horizon 5 – Alto |
59º |
65º |
75º |
82º |
|
Spider-Man – ALTO SIN RT FSR 3 |
60º |
66º |
74º |
81º |
|
GEARS OF WAR RELOADED – ULTRA/ALTO FSP 3.1 |
60º |
65º |
73º |
78º |
Tras el rendimiento, creo que la parte clave del análisis de la ROG Xbox Ally X es el sistema operativo. Es una máquina con Windows 11 y, como hemos ido viendo a lo largo del texto y en las fotos, tenemos un poquito de lío con ese sistema.
Por un lado, aunque de fondo está el sistema de Microsoft como en cualquier otro handheld PC con Windows, tenemos una app propia del fabricante que permite gestionar de forma fácil todo aquello que en Windows no se puede o no es tan sencillo).
Me refiero a cambiar el TDP al vuelo, activar fácilmente el FSR, hacer capturas, cambiar el sistema de control y ese tipo de acciones. Pero, además, tenemos el ya detallado ‘Modo Xbox’.
Es el que aparece de inicio cuando se lanza el sistema y, aunque promocionalmente se ha dicho que es algo que permite ejecutar menos elementos de fondo para consumir menos recursos y centrarse en los juegos (como SteamOS de la Steam Deck), en la práctica hemos visto que los benchmaks no mienten.
El rendimiento es el mismo y sí puede que la diferencia esté en la autonomía, pero esta redundancia de sistemas (que no es más que la app de Xbox ‘a lo grande’) entre Windows 11, el ‘Modo Xbox’ y la app de control de Asus es un poco liosa y, además, tiene algunos bugs. Muchos no vale la pena comentarlos porque se han ido solucionando con actualizaciones desde el lanzamiento, pero otro sigue sin resolverse.
Si sales a Windows 11 y luego vuelves a entrar al ‘Modo Xbox’, los controles en un juego actúan normal al principio, pero enseguida cambian para convertirse en botones que funcionan como el ratón o algunas teclas del teclado.
La solución a esto que ‘rompe’ Windows es sencilla: abrir la app de Asus y forzar que los controles sean los de consola, pero hasta que descubrí de dónde venía el bug y la solución estuve un rato (y aún no se ha parcheado). Otros bugs son la ausencia de launchers instalados en el sistema -Rockstar- cuando entramos al ‘Modo Xbox’.
Al final, aunque maquillada, volvemos a tener una máquina que es, básicamente, un PC con Windows, con todo lo bueno (versatilidad) y malo (consumo de recursos) que conlleva. De hecho, ya hay quien ha instalado Linux con SteamOS en la ROG Xbox Ally X y hay una ganancia en rendimiento: entre hasta un 32% más de frames por segundo.
Al final, es AMD, igual que la Steam Deck, pero muchísimo más potente.
Al margen del SoC la otra gran mejora respecto al modelo original es la batería. De una batería de 40Wh aproximadamente 2.600 mAh en la ROG Ally, pasamos a una de 80 Wh, unos 5.000 mAh. Prácticamente dobla la batería del modelo de hace dos años y eso es un enorme impulso a la hora de tener más autonomía jugando a títulos exigentes. Y se nota.
Ya he comentado que el dispositivo pesa lo suyo, y creadores como Tuberviejuner, que han desmontado la máquina y separado la batería, comentan que gran parte de la culpa la tiene la propia batería. Sin ella, la ROG Xbox Ally X se siente mucho más ligera. No es una crítica debido a que no funcionaría sin ella, pero nos da una idea de la densidad de este componente.
Vamos con las pruebas. He decidido probar cuánto baja la batería tras una hora de juego a ‘Forza Horizon 5’. Es un juego muy bien optimizado, pero también con una gran carga gráfica y mis resultados han sido los siguientes:
Con esa configuración en ‘Alto’ y con el frame-rate desbloqueado, tener algo más de dos horas con el ‘Modo Turbo’ me parece un muy buen resultado. Lo mejor es que, como vimos en los test de rendimiento, no es necesario activar este modo a no ser que queramos jugar a todos los juegos en calidades superiores. El de ‘Rendimiento’ me sigue pareciendo el mejor, y tras una hora con el juego, consumió un 30% de batería.
Hay una gran diferencia con el modo ‘Turbo’, pero muy poca si lo comparamos con el modo ‘Silencio’, en el que se «comió» un 23%, por lo que definitivamente recomiendo jugar en ‘Rendimiento’.
Respecto a la carga, la máquina incluye un cargador de 65 W que es el típico que hemos visto en otros portátiles de Asus y hasta en las generaciones anteriores. Sin embargo, también es posible utilizar cargadores más potentes y he utilizado uno de 125 W PD para comparar.
Los resultados son los siguientes:
|
Cargador incluído de 65 W |
Cargador pd de 125 W |
|
|---|---|---|
|
10 minutos |
15% |
21% |
|
20 minutos |
27% |
38% |
|
30 minutos |
40% |
54% |
|
40 minutos |
49% |
66% |
|
50 minutos |
61% |
78% |
|
60 minutos |
73% |
90% |
|
70 minutos |
84% |
96% |
|
80 minutos |
92% |
100% |
|
90 minutos |
97% |
– |
|
98 minutos |
100% |
– |
Unos 100 minutos con el cargador incluido, pero podemos recortar 20 si usamos uno más potente. En ambos casos hay una carga muy lineal hasta que llegamos al 90%, momento en el que la velocidad comienza a menguar para proteger la batería.
Llegamos al final del análisis de la Asus ROG Xbox Ally X y lo hago con sentimientos muy encontrados. Por un lado, se trata de una máquina que me ha dejado un gran sabor de boca y, hasta que Asus se la lleve, seguirá siendo mi sistema principal para jugar.
Ha conseguido desbancar a mi Steam Deck gracias a una pantalla que se ve genial, a unos altavoces imponentes y a una calidad visual fuera de toda duda.
Es comodísima entre manos, la localización de los botones ha mejorado respecto a las Ally anteriores y los dos agarres, aunque la hacen más pesada y grandota, también ofrecen mejores sensaciones en títulos como shooters en primera persona. Otro elemento que aumenta el peso es la batería, y su capacidad me ha convencido totalmente.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda está el sistema. Hace el esfuerzo, pero no dejo de ver el ‘Modo Xbox’ como la app de Xbox en pantalla grande que, de hecho, no es tan funcional como el Big Picture de Steam.
Sigue teniendo algunos bugs tanto con funciones propias como con aplicaciones de terceros y Windows… sigue siendo Windows, y un lastre para jugar si comparamos con opciones mucho más enfocadas a la experiencia con videojuegos como el sistema de Valve.
Desde el momento que la tuve entre manos por primera vez, sembró en mi mente la cuestión de que, si todo es una Xbox, nada es una Xbox. Y tras un par de semanas analizando la ROG Xbox Ally X, ese pensamiento se ha afianzado.
También digo una cosa: AMD está haciendo las cosas muy, muy bien con sus chips, y cuando este Z2 AI tenga a punto la parte de «AI», tengo curiosidad por ver hasta dónde llegará. La competencia (Intel con la MSI Claw 8 AI+) lo hace bien, pero aún no está al nivel.
En definitiva, es una gran máquina, pero no deja de ser un handheld PC con Windows. Y quién lo diría, pero creo que Linux, en estos momentos, ofrece algo más para que la experiencia de usuario sea más suave.
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