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Así es como se le dice a Santa Marta – Tinta clara

  • julio 28, 2025
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El Morro y San Fernando: Sentinelas del Mar y la Historia Frente al mar Caribe, donde la bahía dibuja un horizonte de barcos y gaviotas, se construyen dos

Así es como se le dice a Santa Marta

 – Tinta clara

El Morro y San Fernando: Sentinelas del Mar y la Historia

Frente al mar Caribe, donde la bahía dibuja un horizonte de barcos y gaviotas, se construyen dos fortalezas que aún resisten la erosión y el olvido: el Morro y el fuerte San Fernando.

El Morro es una formación natural coronada por un faro, pero también fue un enclave defensivo en la era colonial. En el interior hay túneles y estructuras que, según los pescadores de Taganga, sirvieron como escondite para las botines piratas.

«Mi abuelo me dijo que en las cadenas nocturnas y las voces se escucharon en la nariz, como si los muertos observaron sus tesoros», dice Don Eusebio Riascos, viejo buzo de Gaira. «Nadie se atreve a buscar oro, porque dicen que está protegido por espíritus y maldiciones traídas por los esclavos africanos que sabían de hechicería».

Fort San Fernando, al pie del río Manzanares, era bastión militar y prisión. Los cañones oxidados, las mazmorras y el graffiti tallados por los antiguos reclusos aún se conservan. Allí se enseñaron oraciones, a los insurgentes torturados y se escribió parte de la historia de la resistencia de Samaria.

Durante los siglos XVII y XVIII, Santa Marta fue saqueada más de veinte veces. Francis Drake, Walter Raleigh, John Hawkins, William Goodson y otros corsarios europeos lo agredieron sin tregua. En 1655, el traidor Juan Cuchillo condujo a los ingleses al corazón de la ciudad, donde las iglesias saquearon y quemaron a los santos para cocinar.

«El recuerdo de esos horrores está vivo en el grupo inconsciente Samario», dice Caro. «No es un accidente que Santa Marta haya sido la única ciudad caribeña colombiana que mantuvo sus fortificaciones activas durante tanto tiempo. Su geografía la hizo deseada … y vulnerable», continúa.