Las motocicletas eléctricas se llevan a Cartagena sin reglas claras
mayo 12, 2025
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En el corazón del centro histórico de Cartagena, donde las calles son estrechas y adoquinadas, conviven vendedores ambulantes, turistas curiosos y autos de gran potencia. En este vibrante
En el corazón del centro histórico de Cartagena, donde las calles son estrechas y adoquinadas, conviven vendedores ambulantes, turistas curiosos y autos de gran potencia. En este vibrante escenario, una nueva modalidad de transporte ha comenzado a hacerse notar: las motocicletas eléctricas. Su zumbido casi imperceptible contrasta con la creciente inquietud de las autoridades locales, los sectores turísticos y los residentes, quienes advierten sobre el impacto de estos vehículos en una ciudad que ya se enfrenta a serios problemas de movilidad, informalidad y desorden urbano.
Lo que comenzó como una alternativa «verde» para desplazarse por la ciudad amurallada y zonas como Bocagrande, Getsemaní o El Laguito, se ha convertido en un fenómeno desregulado, principalmente gestionado por empresas privadas que alquilan estos vehículos a turistas, a menudo sin controles adecuados y, en algunos casos, sin proporcionar casco protector.
El surgimiento de un negocio sin freno
Motocicletas eléctricas en Cartagena. Foto:Tours de ECOWAY
De acuerdo a un informe preliminar del Departamento de Tráfico y Transporte de Cartagena (Datt), en los últimos dos años, el número de motocicletas de alquiler ha crecido en más del 300%, focalizándose en las áreas de mayor aglomeración turística. Estas empresas ofrecen los vehículos durante horas o días, con tarifas que oscilan entre 30,000 y 50,000 pesos por hora, y hasta 150,000 pesos por día, dependiendo del modelo y la duración del alquiler.
Este negocio ha prosperado debido a la alta demanda de turistas que desean moverse de manera rápida y económica, evitando el tráfico y los altos costos de los medios de transporte convencionales. Algunas instalaciones incluso los promueven como herramientas de trabajo, especialmente en anfitrionías.
No obstante, esta expansión ha ocurrido sin un marco regulatorio claro, generando un «limbo» en términos de seguridad vial, responsabilidad civil en caso de accidentes, uso del espacio público y regulaciones de tráfico. Muchos de estos vehículos transitan por las principales vías, plazas y áreas peatonales sin una vigilancia adecuada.
Limbo legal y brechas normativas
Operaciones en el centro histórico de Cartagena. Foto:Cortesía de la oficina del alcalde de Cartagena
Al hablar con residenciales del centro histórico, se ha manifestado que las motocicletas eléctricas no exceden los 50 km/h y no requieren licencia de conducir, registro o SOAT si su potencia es inferior a 350W, de acuerdo a las regulaciones nacionales (Resolución 160 de 2017): «Sin embargo, muchos de los que circulan en Cartagena superan esa capacidad, sin estar registrados o contar con las pólizas obligatorias.
Un experto en movilidad urbana y exasesor del Datt, que pidió permanecer en el anonimato, afirmó a este medio: «La mayoría de estas motocicletas están en un limbo legal. No se sabe cuántas existen, quién las opera, si están aseguradas o qué tipo de mantenimiento reciben. Además, muchos de estos vehículos son conducidos por menores o turistas sin experiencia, lo que constituye un riesgo latente»
Desde la oficina del alcalde de Cartagena, a través del Datt, se ha afirmado que se está trabajando en una resolución para regular el uso de estos vehículos, pero hasta la fecha, no hay un censo oficial o restricciones claras. Esta nueva normativa, según fuentes consultadas, incluiría áreas de circulación autorizadas, uso obligatorio de casco, seguro de responsabilidad civil y restricciones en zonas peatonales; no obstante, aún no ha sido aprobada.
Ventajas: movilidad sostenible, pero …
Motocicletas eléctricas en Cartagena. Foto:Tours de ECOWAY
A pesar del desorden, los defensores de este modelo sostienen que las motocicletas eléctricas ayudan a disminuir la huella de carbono, mitigar la congestión vehicular y constituyen una alternativa sostenible en una ciudad que depende en gran medida del turismo.
Es una opción económica, práctica y no contamina. Los turistas las prefieren porque pueden recorrer más lugares en menos tiempo y sin contaminar. Lo que realmente se necesita es educación y regulación, no prohibiciones.
Andrea SotoEmpresaria del sector turístico
Asimismo, representan una oportunidad para pequeños empresarios que adquieren los scooters de manera mayorista (los precios oscilan entre 3 y 6 millones de pesos) y los rentan mediante aplicaciones o contacto directo.
Desventajas: desorden, peligro y saturación
Motocicletas eléctricas en Cartagena. Foto:Tours de ECOWAY
No obstante, la falta de control ha derivado en numerosos incidentes y quejas. Los residentes del centro histórico alertan que los scooters invaden calles peatonales, circulan sin respetar las normas, se estacionan en aceras, espacios reservados y rampas para discapacitados, generando ruido y contrariedad en áreas que buscan preservar un entorno patrimonial e histórico.
Es inaceptable que tengamos que esquivar motocicletas eléctricas en una calle diseñada para peatones o turistas que caminan. ¿Dónde están las autoridades?
Margarita LinaresHabitante de Getsemaní.
Asimismo, los hoteles y operadores turísticos han manifestado su preocupación por la imagen negativa que esto puede proyectar a los visitantes.«Es diferente promover la movilidad sostenible que permitir que cualquiera circule sin regulación. Eso asusta a los turistas, no los atrae», afirma Juan Carlos Romero, miembro del sector hotelero.
Además, en el año 2024, las autoridades reportan que se han registrado al menos 18 incidentes menores con motocicletas eléctricas involucradas, algunos por caídas y otros por choques con peatones, especialmente turistas extranjeros sin conocimiento previo de las vías locales.
¿Dónde está Cartagena?
Centro Histórico de Cartagena. Foto:John Montaño/ The Time
Para el experto en movilidad, el fenómeno de las motocicletas eléctricas revela una oportunidad mal gestionada. Con una regulación clara, vigilancia adecuada, campañas de educación vial y una estrategia urbana que delimite las áreas permitidas, estos vehículos podrían llegar a ser una solución efectiva para la movilidad en la ciudad.
Sin embargo, se subraya que mientras persista la falta de control y el vacío normativo, Cartagena corre el riesgo de perder el equilibrio entre la modernidad, la sostenibilidad y la preservación de su patrimonio.
La ciudad, que lucha por mantener su esencia frente al turismo masivo y la informalidad, ahora enfrenta el reto de asegurar que la movilidad eléctrica no se convierta en un nuevo problema, sino en parte de la solución: «¿Es este el próximo frente de batalla para las autoridades locales?»