El 13 de noviembre de 2025, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció el inicio de la operación denominada “Southern Lance” (en inglés Lanza del Sur), un nuevo despliegue militar destinado a detener lo que Washington llama “narcoterrorismo” en el hemisferio occidental.
¿Qué es la Operación Lanza del Sur?
Según el anuncio oficial, la operación tiene como objetivo “expulsar a los narcoterroristas de nuestro hemisferio y proteger nuestra patria de las drogas que están matando a nuestro pueblo”, en palabras de Hegseth. El plan está liderado por el Comando Sur de los Estados Unidos (SOUTHCOM) y un nuevo grupo de trabajo conjunto antinarcóticos establecido por el Pentágono.
Aunque el anuncio incluía la designación del nombre y el marco estratégico general, no se hicieron públicos detalles precisos como la duración de la operación, la ubicación exacta de los objetivos o los criterios de actuación.
Contexto de implementación
La decisión de Estados Unidos se produce en un momento de mayor tensión en la región del Caribe y América Latina, especialmente en torno a la situación en Venezuela y su gobierno. Desde agosto de 2025, Estados Unidos ha aumentado su presencia militar en el Caribe, incluido el envío del portaaviones USS Gerald R. Ford y otras unidades navales al área de responsabilidad de SOUTHCOM.
Además, se han llevado a cabo al menos una veintena de operaciones de fuerza contra embarcaciones y embarcaciones atribuidas al narcotráfico en el Caribe y el Pacífico oriental, que según fuentes documentales han provocado la muerte de más de 60 personas.
Al mismo tiempo, Washington ha adoptado un enfoque operativo en el que designa a ciertos grupos narcotráfico como “narcoterroristas” y trata la campaña como un conflicto armado no internacional, ampliando el despliegue militar en aguas internacionales y en la región.
Razones dadas por EE.UU.
El gobierno estadounidense sostiene que el tráfico marítimo de drogas desde América Latina hasta sus costas constituye una amenaza directa a la seguridad nacional. Con la operación, Washington pretende interrumpir las rutas del narcotráfico, reducir el ingreso de sustancias ilícitas al país y golpear financieramente a las estructuras criminales transnacionales.
Además, no necesariamente expresado explícitamente, se interpreta que la operación representa un instrumento de presión contra regímenes que Estados Unidos considera aliados del narcotráfico, particularmente Venezuela.
Reacciones en la región
La declaración del operativo causó preocupación en varios países latinoamericanos. Venezuela calificó el despliegue militar estadounidense como una amenaza a su soberanía y anunció ejercicios de defensa para responder a lo que consideró “acciones imperiales”.
Por su parte, algunos gobiernos y organizaciones internacionales han planteado dudas sobre la legalidad de estas operaciones, especialmente cuando involucran ataques letales en aguas internacionales sin un mandato claro ni transparencia sobre los objetivos.
Implicaciones y riesgos
El lanzamiento de la Operación Lanza del Sur marca un salto cualitativo en la estrategia militar de Estados Unidos en la región. Buques de guerra, drones, sensores de vigilancia y fuerzas especiales pasarían de misiones puramente de interdicción a una lógica más ofensiva. Pero esta escalada conlleva riesgos:
- La posibilidad de incidentes con fuerzas armadas de otros Estados si las operaciones se aproximan a aguas soberanas.
- Acusaciones de violaciones del derecho internacional o ejecuciones judiciales en los casos en que las pruebas contra los objetivos no se hacen públicas.
- Reacción diplomática negativa en América Latina, que puede resultar en una menor cooperación regional en materia de seguridad.
- Implicaciones políticas internas en EE.UU., donde los legisladores demócratas han estado solicitando mayor transparencia y supervisión del uso militar en misiones antidrogas.
Próximos pasos y seguimiento
Por ahora, queda por ver cómo se implementará en la práctica la Operación Lanza Sur: cuál será su alcance temporal, geográfico y operativo, qué países latinoamericanos participarán o no, y cómo se articulará con las agencias de seguridad y las fuerzas navales. También será clave monitorear los informes de víctimas, el efecto sobre el narcotráfico en la región y las reacciones de los gobiernos involucrados.
En resumen, la operación representa una escalada militar en la región del Caribe por parte de Estados Unidos bajo la bandera de la lucha contra el narcotráfico. Como tal, abre un nuevo capítulo en la compleja relación entre la seguridad hemisférica, la soberanía de los estados latinoamericanos y la guerra contra las drogas.
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