Lo normal cuando los mariscadores recolectan almejas es que este producto luego acabe en las lonjas y de estas pase a las pescaderías, supermercados y finalmente a las mesas. Eso es normal. Durante las últimas semanas en las cofradías de Vilanova y Rianxo, en las Rías Baixas, las cosas han estado algo diferente: Los bivalvos llegaron al mercado, pero de allí regresaron al mar, un viaje de ida y vuelta frustrante para los profesionales que revela mucho sobre el mercado.
Para entenderlo hay que cruzar el Atlántico.
¿Qué ha pasado? La noticia se difundió hace unos dias el periódico Faro de Vigo. Durante las últimas semanas, algunas cofradías de la ría de Arousa se han visto obligadas a retirar lotes de almejas de las subastas para devolver las capturas al mar. Ocurrió al menos en una ocasión en Rianxo y otras dos en Vilanova, donde los profesionales también decidieron renunciar a dos días de trabajo.
En realidad, no hay mucho misterio al respecto: la mercancía se cotizaba a precios tan bajos que ni siquiera cubría el costo mínimo. Para no venderlo a precios inferiores, los mariscadores optan por retirar los lotes de las subastas y devolver los bivalvos a la ría.
¿Se cotizó tan bajo? Eso parece. Óscar Fernández, presidente del colectivo de mariscadores de Vilanova, recordar que a finales de 2024 el grupo decidió actualizar sus precios para evitar que sus profesionales sigan perdiendo poder adquisitivo. Concretamente, lo que se acordó es que el tipo mínimo para la almeja japónica subiría dos euros/kilo, pasando de siete a nueve, y la almeja fina se mantendría en 30 euros/kilo, diez más que antes.
Cualquier cotización que cayera por debajo de ese mínimo sería descartada. O lo que es lo mismo, el marisco sería retirado del mercado para devolverlo al mar, que es exactamente lo que han hecho en Arousa. «La decisión se tomó hace un año, pero hasta ahora no había sido necesario sacar muchas almejas de la lonja», explicó Fernández. Faro. Entre la mercancía desechada había tanta almeja japonica como bien.
No sólo eso. Ante la perspectiva de que las tarifas no superaran el mínimo, en Vilanova optaron por renunciar a dos días de trabajo. Mejor eso que vender a precios bajos.
¿Se puede llegar más lejos? Que el marisco se mueva en cifras ‘discretas’ en esta época del año no es nada excepcional. El verano ha quedado atrás y todavía faltan varias semanas para Navidad, por lo que el sector está acostumbrado a que noviembre no sea precisamente un mes boyante. Esta caída, sin embargo, está fuera de lo común. La Plataforma Pesquera de Galicia muestra que el precio medio (mercado) en Arousa en lo que va de año es de 15,05 €/kilo. Son 50 céntimos menos que la media de 2024 y están lejos de los 16,38 que se alcanzaron en 2023.
Las cifras (sí) hay que manejarlas con precaución. Para empezar, porque muestran medias anuales, por lo que las de los dos últimos años incluyen diciembre. Si atendemos a los datos mensuales, en octubre el kilo se cotizó a 13,1 euros, su nivel más bajo desde marzo. En noviembre la media ha vuelto a subir hasta 17,54. Otra clave es que los indicadores incluyen almejas viscosas, bicudasfina, rubia y japonesa.
Sin embargo, los profesionales del área no ocultan sus recelos. «Cuando abrió Noia notamos una gran bajada de precios. Esta semana han subido un poco, pero siguen por debajo de los de 2024», comentarios Fernández.
¿Y cuáles son las causas? Más importantes que los precios son los factores que influyen en ellos. Y el sector señala claramente dos: el efecto de Inauguración de Noia y la llegada de productos extranjeros. «El marisco está llegando de otros lados», afirma Miguel Ángel Iglesias, máximo responsable de Rianxo, quien advierte de que el problema no es tanto la presión que se ejerce sobre la mercancía autóctona sino ciertas prácticas cuestionables. «Hay gente que lo vende como si fuera de aquí». De ahí que falte un mayor esfuerzo por parte de la Xunta para evitar fraudes y etiquetas erróneas.
«Hay un consumidor que está dispuesto a pagar un poco más por nuestro producto y tenemos que evitar que coja almejas de otras procedencias porque el etiquetado es ambiguo». Iglesias afirma en declaraciones a Faro.
Como otras ramas del sector primario, los mariscadores exigen que las autoridades exijan a los productos importados los mismos estándares que a los locales, con las mismas «garantías sanitarias» y trazabilidad transparente. En el gremio, eso sí, no todo el mundo parece estar pasando el mismo mal: en Vilaxoán también han notado una bajada de precio, por ejemplo, de la almeja japónica, pero en Cambados sí han visto una subida de precios en los últimos días.
¿Es algo nuevo? No exactamente. Ante la crisis de producción que sufren los bancos de marisco de Galicia, parte del sector ha optado por buscar el género en el extranjeroen países como Canadá, Italia, Portugal o Marruecos.
lo expliqué hace unos meses La Voz de Galicia en un amplio análisis en el que recuerda que, aunque la competencia del bivalvo holandés, portugués o irlandés viene de lejos, parece haberse intensificado desde 2023, cuando (en vísperas de Navidad y tras fuertes borrados) los mariscadores gallegos se encontraron con una escenario desafiante: aumento de la mortalidad de almejas y berberechos.
¿De dónde viene la mercancía? Ahora los profesionales trabajan en un mercado que se ha visto obligado a buscar alternativas para cubrir la demanda de productos del mar, lo que, en la práctica, significa que el género local debe competir con bivalvos de Bulgaria, Irlanda, Suecia, Marruecos, Portugal, Holanda o Canadá.
«Viene de muchos lugares» reconocido en verano a La Voz Trini Lois, buena conocedora de las lonjas de Arousa. “Galicia es el único lugar donde la recolección de marisco no se ha recuperado. En Portugal estuvo en un punto bajo, pero vuelven a tener mucha producción y están vendiendo”. En cuanto a la llegada de mercancías extranjeras, advierte que el escenario es complejo: «Hay lugares que te lo sirven en 24 horas».
Imágenes | Wikipedia y Xunta de Galicia
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