Un grupo de investigadores en Japón comenzó a investigar la cantidad de hijos que tienen las mujeres, planteando que este dato podría ser crucial para «evitar la extinción». Sin embargo, es importante entender esta premisa no como una advertencia sobre un posible apocalipsis total que amenace a nuestra civilización, sino más bien como un intento de prevenir la extinción estadística de linajes o líneas familiares a lo largo del tiempo. Durante su estudio, los investigadores descubrieron dos cuestiones fundamentales: primero, que las estimaciones previas sobre tasas de fertilidad eran muy por debajo de la realidad; y segundo, que una parte significativa de la población se reproduce más tarde de lo esperado.
Más allá del umbral. Durante varias décadas, el número considerado como «mágico» para mantener una población humana «estable» ha sido de 2.1: se creía que, en promedio, cada mujer debería tener un poco más de dos hijos para asegurar el reemplazo generacional y evitar una disminución en la población.
No obstante, un nuevo estudio advierte que este umbral resulta obsoleto e insuficiente. Según los hallazgos de los investigadores japoneses, el verdadero nivel de fertilidad que se requiere para asegurar la sostenibilidad a largo plazo de una población no es 2.1, sino que debe ser de 2.7 hijos por mujer.
¿Cuáles son las razones? Esta modificación se debe a que el cálculo tradicional no tiene en cuenta la variabilidad estocástica (es decir, la aleatoriedad) relacionada con factores como la fertilidad individual, las tasas de mortalidad, las proporciones de género al nacer y la posibilidad de que algunas personas nunca logren tener descendencia.
Integrando estas fluctuaciones reales en modelos matemáticos de la población (como el modelo de Galton-Watson), los autores del estudio concluyeron que es necesario aumentar la tasa para evitar la extinción progresiva de linajes familiares en generaciones futuras, especialmente en aquellas sociedades que presentan tasas de natalidad crónicamente bajas.
Mapa de cuando las tasas de fertilidad europea cayeron por debajo de los niveles de reemplazo
Una advertencia ignorada. Este hallazgo es especialmente preocupante ya que actualmente dos tercios de la población global reside en países donde las tasas de fertilidad se encuentran por debajo del antiguo umbral de 2.1, e inclusive muy por debajo de la nueva estimación de 2.7. Entre los países que enfrentan este serio problema, muchos de ellos altamente desarrollados, se incluyen Corea del Sur (0.87), Italia (1.29), Japón (1.30), Canadá (1.47), Alemania (1.53), Reino Unido (1.57), Francia (1.79) y los Estados Unidos, que tienen una tasa de apenas 1.6 hijos por mujer.
Estos niveles de fecundidad, que han mantenido un comportamiento bajo durante décadas, implican que prácticamente todas las líneas familiares en estos países están matemáticamente condenadas a extinguirse en algún momento del futuro. Además, el estudio destaca que un ligero sesgo hacia los nacimientos de niñas (esto es, una proporción un poco mayor de niñas que de niños) podría reducir marginalmente el riesgo de extinción, elevando la posibilidad de reproducción en generaciones futuras. Sin embargo, incluso este factor, por sí solo, no sería suficiente para compensar una tasa de fertilidad que persista en niveles bajos.
Mapa de países de acuerdo con la tasa de fertilidad global
Quienes abogan por la natalidad encuentran en esta información un refuerzo a las alarmas que han hecho eco en ciertos sectores preocupados por el futuro demográfico. Una de las voces más visibles del pronatalismo contemporáneo es Elon Musk, quien ha advertido repetidamente que las bajas tasas de natalidad «terminarán con la civilización», y cuya fecundidad notable (con al menos 11 hijos conocidos) se presenta como un acto deliberado en respuesta a ese temor.
Para los pronatalistas, incrementar las tasas de natalidad se convierte en una prioridad existencial. Sin embargo, esta postura no es ampliamente compartida por la población en general.
Proyecciones de la población de las Naciones Unidas por ubicación (el eje vertical es logarítmico y representa a millones de personas)
Realismo social. De acuerdo con un artículo de Fortuna, una encuesta sobre conexión poblacional realizada a principios de año mostró que la mayoría de las personas no perciben la baja tasa de natalidad como un problema urgente.
Solo el 15% de los encuestados lo vio como uno de los principales desafíos a nivel global, mientras que el 45% expresó una mayor preocupación por el creciente crecimiento poblacional, temiendo que los niños nacieran en situaciones de pobreza o con recursos naturales agotados.
Más percepciones. Otra encuesta más reciente, realizada por Yahoo News y YouGov, reveló que solamente el 8% de los estadounidenses estaba «muy preocupado» por la caída de la tasa de natalidad en el país, y solo el 32% mostró algún nivel de inquietud al respecto.
En esencia, la mayoría de las personas que no tienen hijos, o que han optado por tener pocos, no lo hacen por apathy o falta de interés hacia el futuro de la humanidad, sino más bien por razones prácticas: la ausencia de apoyo institucional, la falta de calidad de vida, el elevado costo de la crianza de los hijos y la percepción de que el mundo no es el lugar más propicio para formar familias numerosas. Esto genera un contraste cada vez más agudo entre las proyecciones demográficas de los expertos y las prioridades inmediatas de la población.
¿Y ahora qué? La advertencia de los investigadores japoneses se torna clara: si no se producen cambios sustanciales, la extinción demográfica será un fenómeno lento pero inevitable en muchas regiones del mundo. Aunque el término «extinción» pueda sonar apocalíptico, lo que verdaderamente está en juego, según los científicos, no es la desaparición repentina de la especie humana, sino la erosión gradual de la continuidad familiar y cultural, un proceso mediante el cual las generaciones futuras serán cada vez más escasas, más aisladas y, en muchos casos, ni siquiera existirán.
A partir de esta perspectiva, la reproducción ahora presenta estar más condicionada que nunca por factores sociales, económicos y ambientales; así que la cifra de 2.7 niños por mujer puede parecer más un ideal demográfico que una meta tangible. Aunque no parece que nos encaminemos a la extinción en el corto plazo, según el estudio, se requiere un enfoque actualizado respecto al crecimiento poblacional que se aplica en varias regiones.
Imagen | Pexels, Johnsoned, Korakys
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