Exigen que el gobierno detenga la erosión que amenaza el turismo
– Tinta clara
julio 24, 2025
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Las playas de Santa Verónica, Distrito del Municipio de Juan de Acosta (Atlantic)Ya no son solo una atracción turística: se han convertido en un campo de batalla. No
Las playas de Santa Verónica, Distrito del Municipio de Juan de Acosta (Atlantic)Ya no son solo una atracción turística: se han convertido en un campo de batalla. No por el crimen, sino por el avance constante del mar, que durante más de dos décadas ha estado tragando la costa, los negocios y la esperanza de cientos de familias que dependen del turismo.
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Este jueves, esa pelea salió del agua y se instaló en el asfalto. Con bloqueos en el mar, en el apogeo de Santa Verónica y el Puente Juan de Acosta, habitantes, comerciantes y operadores turísticos protestaron por la falta de aprobación de la licencia ambiental para la construcción de espolonesUn trabajo considerado vital para detener la erosión costera.
Los bloqueos, según el periodista Gustavo Molina, afectaron la movilidad en este corredor clave entre Barranquilla y Cartagena. Con pancartas, palos y piedras, manifestantes, entre ellos Taxi de motocicletas, vendedores ambulantes y empresarios, exigen una respuesta inmediata del gobierno nacional y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), a quien acusan de retrasar el proceso durante más de un año y medio.
«Estamos trabajando en pérdidas, los efectos superan el 70 por ciento. El gobierno debe asumir su responsabilidad social con esta región del Atlántico», dijo el operador turístico JEsús Gabriel Molina, portavoz de los 39 líderes que organizaron la protesta.
El bloque se registra en el sector Retiao Hat, en Santa Verónica. Foto:Redes sociales
Y más allá del bloqueo momentáneo, lo que está detrás es un grito desesperado de una comunidad que se siente olvidado, a pesar de su contribución económica al turismo del Atlántico. Santa Verónica recibe Cada fin de semana hasta 3.000 turistas, y tiene al menos 23 negocios entre restaurantes, hoteles y quioscos, que generan alrededor de 350 empleos directos. En temporada alta, algunos de estos establecimientos facturan hasta 10 millones de pesos por día.
Pero esa bonanza se tambalea cada diciembre, Cuando la fuerte brisa y el aumento de las olas hacen que la playa desaparezca bajo el agua. Los habitantes ya no luchan solo para atraer turistas, sino para defender el metro por metro en la tierra que han dejado.
El aspecto de los estragos causados por la erosión costera en Santa Verónica. Foto:Redes sociales
«Desde el huracán Joan en 1988, el mar no ha dejado de comer tierras. Perdimos parte de la colina de Ferú, que era nuestro escudo natural. Aquí aprendimos a vivir con agua, pero esto ya nos está ahogando», dijo el eliéccer Alba Viloria, propietario del restaurante Red LA, que ha sobrevivido gracias a la construcción de las paredes de contención.
Un problema con varios estudios
El problema no es nuevo o desconocido. Desde 2009 hay estudios realizados por Invemar, las universidades del Atlántico, Magdalena y el Norte, junto con la Corporación Autónoma Atlántica (CRA)Esa alerta sobre la erosión en los 70 kilómetros de la costa del departamento.
Erosión costera en Santa Verónica. Foto:Cortesía del gobierno de comunicaciones del Atlántico
En uno de esos estudios se recomendó instalar al menos 11 espolones Entre las playas de Palmarito y Santa Verónica, con una inversión mayor que los ** 40 mil millones de pesos **. El gobierno del Atlántico ya ha invertido alrededor de ** 30 mil millones en estabilización costera **, ejecutando obras en Salgar, Puerto Colombia y El país. Sin embargo, Santa Verónica todavía está esperando.
Gobernador Eduardo Summer Recientemente reconoció que para esta área hay estudios, pero que deben actualizarse antes de iniciar inversiones **, sin dar una fecha específica o cometer recursos inmediatos.
«Hemos estado con tablas de trabajo, diagnósticos y promesas durante años. Lo que necesitamos son soluciones reales. El turismo no es respaldado por los estudios, sino con la acción», dijo un comerciante que participó en la protesta.
Un pueblo en resistencia
Mientras que las decisiones institucionales fueron etiquetadas, los habitantes de Santa Verónica han improvisado las barricadas contra el mar con sacos de arena, piedras y estructuras artesanales. Saben que cada ola comienza un poco más sobre su sustento, pero no se rinden.
Los bloqueos se mantendrán, si no hay avances, buscan hacer que visible sea un problema que amenaza no solo para destruir una franja de playa, sino también para desmoronarse una economía local basada en el turismo.
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Para aquellos que viven allí, la erosión ya no es solo un fenómeno natural: también es una metáfora del abandono estatal.
Mientras que el ANLA define si la licencia ambiental aprueba o no, El mar no espera. Sigue avanzando, implacable. Y Santa Verónica, esa esquina costera que alguna vez fue un símbolo de descanso y belleza, hoy lucha por no desaparecer del mapa o del recuerdo del país.