Tragedia en Asylum Farm San José – Tinta clara
- julio 11, 2025
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En voz rota y ojos llenos de tristeza, La hermana Leticia Peña camina por los pasillos del Asylum de San José Granja, en Soledad (Atlánnico), tratando de encontrar
En voz rota y ojos llenos de tristeza, La hermana Leticia Peña camina por los pasillos del Asylum de San José Granja, en Soledad (Atlánnico), tratando de encontrar
En voz rota y ojos llenos de tristeza, La hermana Leticia Peña camina por los pasillos del Asylum de San José Granja, en Soledad (Atlánnico), tratando de encontrar consuelo en el medio de la devastación. Esos mismos corredores, que durante años han sido testigos de las oraciones, se ríen y cuidan las rutinas, hoy mantienen el eco de una noche difícil de olvidar.
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A pesar del dolor que todavía se respira, La hermana Leticia insiste en que la experiencia no debe contarse solo del drama del fuego, sino del valor humano que se probó. «Nuestros abuelos no tienen a nadie más que asistir a ellos, amarlos. Somos su familia. Aquí los cuidamos hasta el último aliento«, Dice, tratando de contener lágrimas mientras acaricia a una enfermera visiblemente afectada.
El incendio fue registrado el jueves 10 de julio. Foto:Redes sociales
El incidente que Ocurrió durante la noche del jueves 10 de julio, una de las áreas más sensibles de la casa: El pabellón donde los adultos mayores residen con el nivel más alto de dependencia, Aquellos que no caminan, que respiran con ayuda, que se alimentan de ayuda. Ese sector, casi como una pequeña unidad de cuidados intensivos improvisados, fue el primero en verse afectado por las llamas.
Aunque las causas aún están siendo investigadas por personal especializado en problemas eléctricos y estructurales, Las primeras hipótesis apuntan a un cortocircuito, supuestamente causado por un ventilador que cayó sobre uno de los colchones. Esto fue explicado por el teniente Rodolfo Cabrera, del Departamento de Bomberos.
Era una habitación compartida. Desafortunadamente encontramos los cuerpos quemados de dos adultos mayores
Rodolfo CabreraBombero de Barranquilla
El Las víctimas fueron identificadas como eliéccer Ríos de la Rosa y José Vizcaíno Acosta, quienes, según el personal de origen, había estado en la institución durante varios años. «Eran uno de los más afectos, porque casi nunca vinieron a verlos. Eran uno de los más solos».dijo uno de los cuidadores, mientras que ayudó a reorganizar el espacio afectado.
San José Granja Asylum, Barranquilla. Foto:Cortesía
Sin embargo, a pesar del resultado trágico, hay un elemento que se destaca: la respuesta humana fue inmediata y valiente. El personal de asilo, las enfermeras de servicio, los religiosos y los vecinos del vecindario se unieron literalmente en la oscuridad, para conseguir a los ancianos uno por uno. «Fue un acto de amor colectivo. Nadie pensó en el humo o el fuego, solo en los abuelos». Dagoberto Valencia, testigo y vecino del sector, que ayudó a llevar a algunos de los residentes a la calle.
Siete personas fueron afectadas por la inhalación del humo, incluidas tres enfermeras que fueron transferidas a la Universidad del Hospital Norte, donde recibieron atención y se les dio alta horas después. Afortunadamente, no se informaron casos de gravedad.
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Mientras tanto, En el hogar persiste otro tipo de fuego, uno más lento y silencioso: el del abandono. La hermana Leticia lo dice sin rodeos:
La mayoría de los adultos mayores no tienen parientes que respondan por ellos, incluso cuando mueren. Muchas veces somos nosotros quienes hacemos todos los procedimientos del funeral, con el apoyo del Ministerio de Salud.
San José Granja Asylum, Barranquilla. Foto:Cortesía
En total, Al menos 80 adultos mayores viven en la granja. La institución Está sostenido con recursos públicos, a través de acuerdos con la Oficina de Barranquilla del Alcalde y la Gobernación Atlántica, Pero lo que realmente la mantiene en pie es la entrega diaria de sus trabajadores, en su mayoría mujeres que dan todo por las más vulnerables.
El día después de la tragedia, La atmósfera en asilo mezcla el duelo con la voluntad de continuar. Las camas quemadas ya estaban retiradas, y en cambio hay flores y una vela ardiente. Algunas monjas rezan en silencio, mientras que otras limpian los pasillos con el mismo cuidado con el que se limpia una herida.
«Es difícil, sí. Pero continuamos. No podemos parar, porque nos necesitan más que nunca. Y Dios no nos abandona».La hermana Leticia dice, con un hilo de voz, mirando el cielo.
En un país donde muchos adultos mayores terminan sus días en soledad, La historia del asilo de San José Granja no solo habla de una tragedia puntual, sino de una deuda social más profunda. Hoy, más que nunca, ese lugar debe ser visto, reconocido y apoyado. Porque detrás de cada galleta compartida, cada oración susurraba y cada hoja limpia, hay un acto de dignidad para aquellos que, durante años, entregaron todo.