63 líderes y defensores de los derechos humanos ya son
- mayo 15, 2025
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William Arnulfo Marín Amaya, un hombre de 39 años, fue trágicamente asesinado el pasado domingo 11 de mayo en la zona rural del municipio de El Bagre, ubicado
William Arnulfo Marín Amaya, un hombre de 39 años, fue trágicamente asesinado el pasado domingo 11 de mayo en la zona rural del municipio de El Bagre, ubicado
William Arnulfo Marín Amaya, un hombre de 39 años, fue trágicamente asesinado el pasado domingo 11 de mayo en la zona rural del municipio de El Bagre, ubicado al norte de Antioquia. Marín Amaya, conocido líder social y miembro activo del Comité de Conciliación en Equidad de la Junta de Acción Comunitaria de El Castillo Vereda, fue llamado a una reunión por un grupo armado ilegal, tras lo cual fue ultimado en el centro de la ciudad de Puerto Claver.
Marín Amaya se destacó por su labor en la mediación de conflictos comunitarios, así como por su esfuerzo en promover una participación activa de la comunidad. Vivía con su familia en Vereda Castillo, donde desempeñaba funciones de coordinación y escucha en procesos de justicia comunitaria. Su asesinato resuena en una región que ha enfrentado durante años un elevado grado de violencia y control social por parte de actores armados.
El homicidio sugiere un mecanismo de control: primero la exigencia, luego la ejecución. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
Según un pronunciamiento emitido por Indepaz, Marín Amaya recibió un requerimiento de aparición el 11 de mayo sin que se ofreciera una explicación pública acerca de los objetivos de dicha cita.
Al llegar al lugar indicado, fue atacado por individuos asociados con un grupo armado ilegal.
En El Bagre operan varias estructuras criminales. El Clan del Golfo mantiene su presencia, utilizando antiguas denominaciones como los grupos de defensa propia gaitanista de Colombia. Por otra parte, el ELN también lleva a cabo acciones de acoso a lo largo de diversos caminos; mientras que los disidentes de las FARC, específicamente a través de los frentes 4 y 36, están consolidando rutas de narcotráfico; y las bandas locales están involucradas en prácticas de extorsión y vigilancia continua sobre los habitantes y líderes de la región.
Otros municipios de la subregión, como Valvidia e Ituango, han experimentado situaciones semejantes Foto:Redes sociales
La oficina del defensor del pueblo había hecho un llamado de atención sobre los riesgos que enfrentan los líderes y defensores de derechos humanos en El Bagre, a través de dos alertas tempranas: la AT 045 de 2020, que incluyó este municipio debido a la presencia de grupos armados y la violación sistemática de derechos; y la AT 019 de 2023, enfocada en los defensores de derechos humanos, incluidos los líderes comunitarios y sindicales. Ambos documentos subrayan que la imposición de normas, toques de queda y diversas formas de control social por parte de estos actores representan una amenaza constante para la población civil.
Estas alertas describen cómo los grupos ilegales ejercen presión sobre diferentes regiones del país. Esta dinámica ha llevado a numerosas amenazas, desplazamientos forzados, extorsiones y, en los casos más extremos, a homicidios selectivos, como el de Marín Amaya, y de la mayoría de los líderes sociales que han sido asesinados hasta la fecha en este año.
Con este hecho, Indepaz ha contabilizado 63 líderes y defensores de derechos humanos asesinados en Colombia durante 2025, colocando al país en uno de los momentos más críticos en años recientes.
El recuento, que abarca casos documentados por organizaciones sociales y entidades dedicadas a la defensa de los derechos humanos, evidencia la persistencia de la violencia contra aquellos que buscan promover la coexistencia y la reconciliación en las áreas más afectadas por la violencia perpetrada por grupos armados.
El Bagre no es un caso aislado dentro del departamento de Antioquia. Otros municipios de la subregión, como Valvidia e Ituango, también han vivido circunstancias análogas: desplazamientos de campesinos, renuncias de líderes comunitarios y el abandono de proyectos colectivos por miedo a represalias. Actividades ilegales como la minería de oro y la extorsión a pequeños comerciantes se combinan para generar un ambiente de miedo que limita la participación ciudadana.
Ante la falta de avances en la investigación, las familias se encuentran expuestas a la revictimización Foto:Séptima división
La muerte de William Arnulfo Marín Amaya deja una herida profunda en la comunidad de Puerto Claver y en el Bagre. Su labor de mediación y su dedicación a la justicia comunitaria seguirán siendo un testimonio del esfuerzo local por crear espacios de diálogo, aunque hoy ese camino ha sido truncado por la violencia armada.
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